martes, 29 de junio de 2010

Volver a la Realidad

Todo muy lindo, sí. Emocionante, sí. Pero lo cierto es que quedan 58 días para el tetra y hasta ahora sólo salí a remar 3 veces. La primera, con Fernando en el Filo Hua Hum; l0a segunda, con mi entrenador y el Tano Pio de Catritre a Quila Quina; la tercera, en el doble con Gonza acompañados por TMG. Eso ha sido todo. Hoy Martes el viento no nos dejó salir. Y sí, en unos días me voy dos semanas a Buenos Aires. He aqui mi talón de Aquiles, mi lado más flojo. Tiene razón Mr. T. No queda otra, tengo que empezar a remar a lo pavote. Y con respecto al Ski, bueno, son tres días de pase que tengo con la inscripción. Mucho más no voy a poder hacer.

En definitiva, ayer y hoy descansé y estuve intentando quedarme con el grato sabor de la carrera en la boca. Pensando en cómo se dieron las cosas. Y me di cuenta de algo que no puedo dejar pasar. Un personaje que ha llegado a esta historia para quedarse. Un hecho que me niego a aceptar que sea casualidad. No creo en las coincidencias, sí creo en las señales. Y todos los que han estado leyendo este blog saben que han pasado cosas extrañas. Pues bien, ¿Quien ha estado corriendo conmigo en mis dos únicas carreras?¿Quién me va a acompañar durante el Tetra?¿Quién está pendiente de mi entrenamiento y finalmente me ha dejado un mensaje directo? DIOS . ¡Sí señores! Roberto Dios ha estado en la North Face, en el Maratón de Invierno y estará en el Tetra. ¡¡Es de no creer!! ¿Alguien ha escuchado alguna vez este apellido? Primero un Ángel me deja un mensaje en una tabla, un corredor misterioso me pasa en la Laguna Rosales, y aparece otro corredor llamado Roberto Dios. No, me niego a creer que sea casualidad. Gracias, Dios, por estar siempre ahí. Para más pruebas, esta foto:


Siguiendo con los hechos inexplicables, no puedo dejar pasar un acontecimiento sorprendente. Luego de la carrera, al momento de cambiarse, el Yeti se saca la camiseta que utilizo abajo de la remera de la carrera y nota un manchón de sangre a la altura del corazón. Asustado se mira a ver si tiene alguna herida. Nada. Está entero, sano. Pero la mancha está ahi. ¿Un Estigma Divino? ¿Una prueba de que dejó el corazón en esta carrera? Alma y vida, y una mancha de sangre sin heridas...

Por último, y antes de entrar de lleno en la realidad, quería compartir dos fotos más. La primera, con Tomás, que también obtuvo un tercer puesto, ¿será que en el Tetra, en nuestras respectivas categorías, llegamos en puestos similares? Y la segunda, con el amigo Cachú, en la pequeña batucada que organizó después de la carrera.


Y hasta aquí llega lo que tiene que ver con la Maratón de Invierno. Ahora, volver a la realidad, y empezar a entrenar en serio.

domingo, 27 de junio de 2010

A lo Palermo...

Así definió mi actuación en la mañana de hoy mi entrenador. Un Domingo de esos que quedarán en el recuerdo. Porque se dió todo: el marco natural, la familia, los amigos y un ca-rre-rón. Antes que nada, felicitaciones a Pipi, a Maru y a toda la gente que organizó y trabajó en esta carrera, el Desafío de Invierno, que en poco tiempo será uno de esos clásicos que ningún corredor del país se va a querer perder. ¡Todo estuvo impecable! Y para colmo, se dió la heroica, la que nadie esperaba...

Anoche no pude dormir. El resfrío, la ansiedad, la presión. Di vueltas y vueltas en la cama pensando en la carrera de hoy. Estando despierto sonó el despertador. Y bajé a preparar el desyuno para el Yeti, Luigi y para mi. Desayuno de corredores, con todo. Luego cambiarse, preparar todo y salir. Casi de noche, con hielo. La Quantum de Luigi tuvo que ser empujada y ese fue el primer esfuerzo del día.

Llegamos a Valle Escondido temprano. Claro, tanto el Yeti como yo estábamos ansiosos. Todo se estaba preparando. Saludos, amigos, nervios. En eso se me acerca TMG y me da un consejo de los suyos, claros, precisos: "Calentá los tobillos, movelos, esto va a estar tremendo".
Llegó la hora, todos al Arco de Largada. Nieve por todos lados, frío y corredores notables. Desafiando el Invierno.



Largamos y el Yeti se me escapa. Se adelanta. Lo sigo y noto que correr en nieve es una cosa seria, complicada, nueva. Aumento el ritmo y lo alcanzo. Vamos a la par, pero la nieve y la trepada complican al Yeti y me adelanto. Y empieza mi carrera. A buen ritmo, disfrutando el lugar, que es simplemente espectacular. Digo, esta tierra en la que vivimos. Y corro en la nieve mucho tiempo. Seguido. Volvemos a pasar frente al Club House y comienza la subida. Una subida que no tiene mucha pendiente pero que por momentos se me antoja infinita, como cualquiera de las bibliotecas de Borges. Y empiezo a notar el cansancio de piernas. Caminos, senderos, huellas profundas en nieve honda, bosques, miradores y un aire que congela los pulmones. Y uno ahi, transpirando. Y entonces llego al puesto de hidratación y me encuentro con Gonza. En el punto más alto, en el momento más difícil. Y su cara de sorpresa y orgullo me lo dice todo: "¡Vamos, nene!", me grita, y ahí supe que venía bien. Me envalentono y aprieto el ritmo. Doy la vuelta al "rulo", desciendo, me cruzo nuevamente con mi entrenador que me informa que el Yeti viene tres minutos atrás mío. Y encaro la bajada con ganas. Es ahí cuando me encuentro con mi gran amigo "Cachú" Carrizo, dos veces corredor del Tetra. Hasta entonces venía atrás mío. Y sabiamante me recomineda que recupere piernas en la bajada, que enseguida viene lo bueno. Me propongo seguirle el paso y llegamos nuevamente al Club House, en donde me reciben los gritos de ánimos de Adri, Malena, Lupi, Marcos y Pedro. Toda una alegría. Y Luigi al costado del camino alentando. La Segunda vuelta empieza bien, siguiendo los pasos de Cachú. Lo aguanto hasta que volvemos a pasar por el club house. Pero en cuanto comienza nuevamente la subida se me aleja. Lo mantuve cerca, pero en ese momento las piernas empezaron a gritar. De aire bien, pero las piernas pedían tregua. No paré en ningún momento. Y seguí, y seguí. El puesto de Gonzalo parecía estar en el Aconcagua, no llegaba más. Hasta que apareció. "Lo tenés a cachú a minuto veinte, venís muy bien". Intenté apretar en el rulo pero fue en vano. Haber arrancado tan fuerte me había quemado las piernas. Y opté por resistir a buen paso. Al reencontrarme con Gonza me dice que Cachú se me escapó y que el Yeti venía siete minutos atrás. Sin nadie adelante, sin nadie atrás, comencé el descenso en una apacible soledad. Antes del cañadon un Pipí eufórico me da aliento, pero casi no puedo mantener el paso en la bajada. Alegre, me caigo un par de veces. Solo queda un camino en bajada para disfrutar. Sólo queda unos minutos más para completar los 25k del Desafío de Invierno. Y entonces aparece el Arco de Llegada. Con Male, oli y Adri para darme la medalla...


Además de la familia, un gran amigo y corredor está allí parado para darme un muy significativo abrazo: TMG.
Y ya todo es disfutar...


¡Y llega el Yeti!





Finalmente llega unos diez minutos atrás mio, completando su primer carrera de montaña. ¡Impresionante! Hace dos meses, a partir de la lectura de este blog y de su innato instinto competitivo, empezó a entrenar para venir a correr. Y completó los 25k, en un recorrido completamente cubierto de nieve. Una carrera durísima. Muy linda. En la que NO me pudo ganar. Conociéndolo, no va a parar hasta lograrlo, aunque él lo siga negando...

Satisfechos, agotados, inmensamente felices, sólo quedaba cambiarse y quedarse a aplaudir la entrega de premios. Aunque el partido de Argentina estaba cerca, nos quedamos como señal de respeto a los organizadores y a los corredores que se subirían al podio. Y entonces, lo impensable.
Sí Archi, aunque no lo puedas creer. Vos tampoco, mi querido hermano Quintus. O Botín de Plomo en sus noches más obscuras y pesadas. Al nombrar a los ganadores de mi categoría, en el tercer puesto... ¡ESTABA YO! ¡HICE PODIO! ¡EN LA MARATÓN DE INVIERNO! Créase o no. En esta dura carrera, mi segunda carrera, llegué en tercer lugar. Fue una inmensa alegría ver con las ganas que aplaudían los amigos y mi familia. La cara de emoción de mi entrenador, a quien dedico este podio, porque siempre confió en mí. La satisfacción del severo TMG, que siempre está ahí con un dato preciso. Y el entusiasmo de Ivan Marcoveski, que se subió a mi lado, en el segundo puesto. Sí señores, yo, ni más ni menos, compartiendo podio con un corredor de la talla de Iván. Ni en mis sueños más osados.


¡Final de carrera de película! Pero todos sabemos que esto no termina acá. Esto recién comienza. Próxima parada: EL TETRATLÓN CHAPELCO 2010. Cada vez más cerca...

Broche de oro: Argentina 3 - México 0 en Tijuana Resto Bar con mi entrañable amigo nico.

Yeti, gracias por venir. Gonza gracias por todo. Pipi y Maru, gracias por tan excelente carrera. Archi, gracias por el asado. Luigi, gracias por todo el aguante y el apoyo logístico. Adri, Lupi y los chicos, gracias por estar ahí, acompañando y alentando. Y (como dirían los jugadores de fútbol al recibir el "Chamigo"), gracias a todos lo que confiaron en mi.


¡NO SE PUEDE CREEEEER!


¡PODIO!

¡Corremos!

El Yeti llegó. Justo a tiempo para la charla técnica. Después pasamos por la Abuela Ana, segunda charla técnica con mi entrenador, y fideos para la cena de carbohidratos. El yeti vino a full. Anécdotas de su época de remero, ¡es una leyenda! Si le preguntan a todos los integrantes de mi familia quién va a llegar primero, seguro todos les responderán "El Yeti, es el olímpico". Aqui entre nosotros, mañana voy a dejar todo para ganarle.
A dormir, con algún resabio de la gripe, y a prepararse para el carrerón de mañana. 95% del recorrido en la nieve. No es joda. Esperemos poder correr bien.
Una alegría estar con la familia.

sábado, 26 de junio de 2010

Sigo enfermo...

¡¡Y mañana ya es la Maratón de Invierno!! Mi hermano el Yeti, con su familia y mi querido cuñado Luigi con Juanita llegan hoy. El Yeti a correr, Luigi para alentarme. Una fuerte movida que incluye viajar de noche contra viento y heladas. Una fecha que hace tanto tiempo que estamos esperando compartir... ¡y yo enfermo! ¿¿¿Qué hago???¿Cuál es el límite?¿Cuándo uno de verdad no debe correr?¿Y si me pasa esto antes del Tetra? ¿Tanto entrenamiento y una simple gripe nos puede dejar afuera? Como en los mundiales, tendré que ver cómo evoluciono en las próximas horas. Si tuviera que ponerme las calzas ya mismo y correr los 25k dudo que mi cuerpo pudiera resistirlo. Pero aún tengo algunas horas para recuperar fuerzas. Es verdad que el Yeti viene a compartir esto conmigo. Y que de ningun modo será una competencia...

Los mantendré informados sobre mi estado de salud, y no hay nada que quiera más en este momento que correr la Maratón de Invierno, con un Valle Escondido todo nevado y con tanta gente amiga. ¿Será que el estado gripal es psicosomático?¿Puede mi voluntad sobreponerse a una mala jugada de mi cuerpo?¿Se puede correr una Maratón con un estado de salud precario?
Ya veremos. Ahora, nuevamente a la cama, y a recuperarse.

jueves, 24 de junio de 2010

Estado gripal y una incipiente crisis existencial

Cuarto día de invierno. Desde ayer que estoy engripado. Parece a propósito. Parece una excusa. Pero no lo es. O quizás sí. Inconciente, por supuesto.

Nieva, nieva y nieva. Toda la tarde de ayer en casa, con Oli que también tiene tos, con Male que no fue a la escuela. Sintiéndome doblemente mal: por la gripe y por no entrenar. El domingo es la Maratón de Invierno. ¡Qué bien puesto el nombre! Y por otro lado, ¡Que idea tan insensata! Tuvimos preciosos días de otoño para correr. Pero no, el desafío es correr en INVIERNO. No me siento del todo preparado. Y es justo ahora, que estoy débil por la enfermedad. Que no es grave, no. En cualquiero otro momento de mi vida sería casi intrascendente. Pero es lo suficientemente notoria como para evitar salir a correr bajo la nieve (cosa que, aunque no lo crean, me gustaría).

Mañana llega el Yeti. A mi madre le parece insensato (siguiendo en el mismo orden de ideas) que se embarque con toda su familia desde Esquel para acá en medio del alerta meteorológico y el temporal de nieve. Pero el Yeti va a venir igual, porque quiere correr la Maratón de Invierno.

Anoche llama mi amigo el Tano (Camdessus, no Pío). Hacía tiempo que no hablábamos. Somos amigos desde segundo grado de la primaria. Me conoce bien. Y me estima. Y entre otras cosas me dice estar preocupado por mi. Porque ¿quién es esta persona que se entusiasma tanto con la actividad física?¿Se está perdiendo aquella otra, amante de la lectura, la buena conversación y el buen vino? Su angustia era real, palpable y bien fundada. En la lejanía y con el tiempo, nos transformamos. Es inevitable. A veces nos aferramos a quién creemos ser. Testarudos, caprichosos. Pero cada decisión que tomamos nos modifica. Cada día que pasa, por suerte, cambiamos. Yo estoy en eso, quizás de manera un poco más evidente. En un principio yo simplemente quería correr el Tetra. Y lo dije en voz alta. Ahora lo voy a correr. Y me doy cuenta de que no es un pasatiempo, un hobbie, una actividad recreativa. No es como jugar al tennis una vez por semana, o al squash o ir a la pileta. Intentar correr el Tetra es aceptar una forma de vida determinada. Y esa forma de vida, a su vez, determina nuestro ser. ¿Quería yo, además de correr el Tetra, modificar mi forma de ser?¿Quería yo un cambio radical en mi manera de existir? Porque debo decir que además de los cambios físicos estoy experimentando cambios de carácter. Estoy más ansioso, más enérgico, más activo. Comienzo a sentir la dependencia química a las endorfinas. O hago ejercicio o me agarra sindróme de abstinencia. Me pongo osco, molesto, como cualquier persona farmacodependiente. La química es cosa seria. Pero tranquilo Tano, que sigo siendo el mismo (¿o no?). En todo caso, espero que te puedas encariñar con esta otra persona que ahora soy. Es raro, por cierto, que Malena esté pidiendo más libros en la biblioteca que yo, y es raro no disfrutar a pleno una tarde de nieve encerrado en casa. Todo esto es raro, Tano, te lo tengo que decir. Ya podrás darme tu sabio consejo en Buenos Aires, cuando nos veamos en dos semanas. Sabré escucharte con atención. Ansío esas palabras.

Pensando en todo esto me intriga saber si algo parecido le sucede a las demás personas que este año corren el Tetra por primera vez. Porque mi entrenador, TMG, Marcovesky, Broitman y las demás personas con las que tengo contacto ya son corredores del Tetra. Y no tienen vuelta atrás. Pero ¿y los que están en plena transformación? He decidido abrir una nueva lista de aquellas personas que este año corren el Tetratlón Chapelco por primera vez. Porque, por una simple obviedad del lenguaje, correr el Tetra por primera vez es una experiencia irrepetible. Así pues, invito a quienes estén en esta particular situación de vida a que se anoten en dicha lista y mucho me gustaría que dejen sus comentarios y reflexiones.

Ahora, a tomar un té, un tafirol y a meterse en la cama a observar cómo cae la nieve...

martes, 22 de junio de 2010

¡Qué macana!

Segundo día de invierno. Argentina 2 - Grecia o en la casa de mi entrenador. Lluvia y frío. La idea era ir a remar después del partido. Pero con el ajetreo de la vida diaria y las apuradas por el partido, no cargué el bolso con la ropa para remar en el auto, y Adri tampoco tuvo tiempo de cargarla al mediodía junto con la pala. ¡No pude estenar la remera de neoprene que me raglaron para el día del padre! Un bajón total. ¿TMG habrá ido al lago a pesar de la lluvia? Con lo severo que es, seguro me voy a llevar una reprimenda.
Todo listo para la Maratón de Invierno. El viernes llega desde Esquel mi hermano el Yeti que, según sus propias palabras, viene a compartir la carrera conmigo, no a ganarme. Sé que estuvo entrenando mucho y muy fuerte. Será una excelente manera de probar cómo andamos. Será un honor correr al lado (mejor dicho, atrás) de tanta gente grossa. Miercoles y jueves de entrenamiento, viernes y sábado de descanso, y domingo de carrera y partido mundialista...¡qué más se le puede pedir a la vida!
Y atención que el Archi corre los 10k ¿viene Emma? Porque en esta oportunidad ¡seguro que le ganás!¡Vamos Archi todavía! (yo sería incapaz de apostar un asado a favor de Emma, por supuesto).

lunes, 21 de junio de 2010

El Archi sabe por Archi...

Entre la entrada anterior y ésta tuve que ir a intentar dormir a Olivia, que está con un ataque de llanto de aquellos. Todo el fin de semana estuvo tremenda, será la edad...
En fin, estoy cansado, es tarde y tengo ganas de dormir. Así que les comento brevemente la situación, sobre todo a Gonzalo, que es parte interesada en la apuesta: ahora en las vacaciones vienen a Buenos Aires mi suegra Zaira. mi cuñada Zinnia y mi sobrina Lucia. Por tal motivo nosotros vamos para allá con las nenas. El asunto es que la casa de mi madre es pequeña y todos no entramos. Durante un tiempo intentamos conseguir a alguien que quisiera quedarse en nuestra casa para intercambiar viviendas y nosotros tener en dónde llegar en Bs. As. No hubo manera, no encontramos a nadie. ¿Qué hacemos? Vienen a visitarnos y no tenemos en dónde dormir... y entonces aparece el Archi. Tiene un departamento céntrico en el que ha vivido mucho tiempo y a dónde llega cuando va a Bs. As. Su departamento. Adri se lo pide prestado. El archi, por supuesto, nos lo presta. ¡Gracias Archi! Y no me pide nada a cambio, no. Nada dice de la apuesta, del Tetra, de nada. Un simple, puro, y nato gesto de solidaridad. Es esa su jugada maestra. Porque si me hubiera siquiera insinuado que para prestármelo yo debería o sufrir un accidente en la bici, o darme vuelta en el Kayak o doblarme una pierna a 100 mts. de la llegada, mi sentido del honor me hubiera impedido aceptar su ofrecimiento. Pero no. Muy a su estilo, nos presta "su" casa para que mi suegra, mi cuñada y mi sobrina no tengan que dormir en la calle.
He aqui mi dilema moral. Frente a tal gesto, frente a tal demostración de confianza, cariño y amistad ¿puedo yo hacerle perder la apuesta?¿puedo encapricharme en llegar, egoístamente, para que él tenga que pagar una comilona para más de 20 personas?
¿O será una más de sus trampas? ¿Será que quiere mandarme a Bs. As. para que no entrene por dos semanas?¿Será que está preparando el departamento para que caiga en mundanas tentaciones? Porque seguro llego y hay vinos, wishkys, chocolates, cigarros, etc, etc. No creo que me prepare un gimnasio para que entrene o algo así...
El Archi me desconcierta. ¿Vale el sueño de correr el tetra y llegar una estadía de dos semanas en Bs. As.? ¿Tendrá segundas intenciones? ¿Cuáles son los planes y las armas secretas que dice tener para que yo no pueda terminar la carrera?¿Debo hacerle ganar la apuesta como agradecimiento?¿No sería eso traicionar a mi entrenador y a tanta gente que me ha venido apoyando?¿Que clase de persona soy, por otro lado, si ante tal gesto de bondad le respondo con una bofetada directa, llegando entre los primeros 100 del Tetra?
En fin, asi las cosas, no puedo más que repetir... ¡gracias, archi!

PD: en el fondo, yo sé que vos también querés que llegue ¿no? Igual, por las dudas, voy a revisar bien el departamento en cuanto llegue... y si solo hay leche y cereales en la alacena, mejor.

Invierno, y aquí no ha pasado nada...

Llegó el invierno, el tan temido invierno. En su momento, una de las cartas fuertes del archienemigo y uno de mis temores más importantes. Y sin embargo, no ha pasado nada. Es más, hasta lo estoy disfrutando. Ayer salí a correr, festejando el día del padre, a la hora de la siesta y con lluvia y frío. Corrí hacia el lago Lolog en un camino nevado, sintiéndome Rocky Balboa en "Rocky VI". Sin embargo, y a pesar de la música de fondo, a la altura de Noregon (tanto que los nombro ya deberían ser auspuciantes) me tiró el gemelo de la pierna izquierda. Un dolor punzante que me hizo rengear. A una semana de la Maratón de Invierno decidí no arriesgarme y pegué la vuelta. Corrí en todo momento y el dolor se fue apagando. Pero siguió por el resto de la tarde hasta el día de hoy.
Mi intenciónm para hoy era bicicletear tranquilo para recuperar el gemelo adolorido. Al momento de salir noto que la bici casi no tiene aire en las llantas. Opto por bajar a inflarlas a lo de mi entrenador. Al llegar me entero de que el equipo "Sí, mi amor" está a punto de salir a entrenar, y me invitan. A pesar de que tenía que volver rápido a casa para ayudar a Adri en la preparación del último festejo por su cumple (unos mates con el equipo "Sí, mi amor") no pude negarme a semejante privilegio (¡perdón Adri!). Salimos a hacer un circuito Arrayanes. Gonzao quería tomar el tiempo del equipo utilizando el gancho. Fueron fuerte y yo detrás, tratando de que no me saquen mucho. Pero me sacaron. Lo bueno fue que bajé 30 segundos mi mejor tiempo hasta la virgencita. Ahí se acabó el cronometraje y empezó la nieve. Divino. Llegamos hasta la ruta, bajamos hasta le entrada del Arrayan corto, y subimos por un camino que yo estaba recorriendo por primera vez. Subida, mucha nieve, bajadas pronunciadas, frío. Espectacular. Bajamos hasta el pueblo por donde habíamos subido y me despedí de "Sí, mi amor", un equipo que se las trae. Me hiciron transpirar, pero lo disfruté. Hasta ahí, porque a mi todavía me faltaba volver a mi casa. La subida de Perito Moreno, el nuevo acceso norte, caracoles del lolog y la subida de Sinclair. Lo padecí. Me costó muchísimo. Pero llegué. Y ya estaba todo el festejo listo: la casa limpia, ordenada, medialunas de jamón y queso, brownies, bizcochitos, cafe, mate, té, todo. Sólo tuve que bañarme y esperar a los invitados. Y pasamos una tarde muy bonita con los Abulos Ana, Guadi y el Tano (juez imparcial en este asunto), Vero y Fer y el glorioso equipo "Sí, mi amor" que estaba fresco como si hubiera salido a dar una vuelta a la manzana. Los que no pudieron venir fueron Alicia y el Archi... y hablando del Archi, hoy sí, no tengo más remedio que compartir con ustedes el particular momento por el que estoy pasando gracias a la última y más genial de las jugadas que ha realizado. El asunto es de tal importancia que creo justifica una entrada aparte.
Eso sí, ¡que lindas que han estado esta dos últimas salidas!

domingo, 20 de junio de 2010

¡Tengo Todo!

Día del Padre:

¡Malena y Olivia me regalaron el chaleco de neoprene y los mitones para el Kayak!

Y dejaron, en este linda tarjetita, su "advertencia". ¿Oiste, Archi, no?

Claro, en su hermosa inocencia las chicas no saben nada de la última jugada del archienemigo... pero hoy no voy a hablar de eso, después de todo, es el día del padre...

¡Salud!

sábado, 19 de junio de 2010

Hoy no entreno

Es el cumpleaños de mi amada Adriana.
Todo el día para ella.
Mañana veremos como lo recupero.


PD: el archi ha realizado una jugada maestra. Sus piezas rodean y amenazan al Rey. Me debato en reflexiones éticas que mañana daré a conocer...

viernes, 18 de junio de 2010

Nieve, fútbol, gimnasio, fútbol, nieve

Ayer. Arranca la mañana con una nevada fuerte. Argentina 4 - Corea 1 en lo de Gavuzzo. A la tarde Gimnasio en casa, con Olivia, que ya está haciendo los ejercicios. Por la noche fútbol con los muchachos. ¡Qué lindo que es jugar a la pelota durante el mundial! Hubo jugadas memorables y por suerte el entrenamiento empieza a dar sus frutos adentro de la cancha. La nieve sigue cayendo cuando llego a casa. El invierno ya está aquí.

Hay algunas novedades que aún no me animo a adelantar. El Archi está involucrado. Y sí, el Archi sabe por archi...

¡Qué poco falta para la Maratón de Invierno!

Tengo ganas de empezar a esquiar.

miércoles, 16 de junio de 2010

6k Catritre ¿entre los primeros 200?

Hace mucho que no hacía los 6k de catritre, por una cosa o por otra. Es una distancia arbitraria, pero es el único recorrido en donde tengo medida la distancia. Y como ustedes saben, desde que empecé a entrenar es un circuito que utilizo para ver cómo estoy. La primera vez que lo hice marqué 38m. En esa oportunidad el Sr. TMG enunció los 32m como referencia para entrar entre los primeros 200 corredores del Tetra (click aqui para ver el comentario).
Hoy salí a hacer los 6k. Después de tanto tiempo quería saber como andaba. He aquí los parciales:

Km. 1: 6:39.27
Km. 2: 5:10.75
Km. 3: 4:55.67
Km. 4: 5:08.77
Km. 5: 4:56.69
Km. 6:4:59.30

Tiempo total: 31m 50s

Quiero llegar... entre los primeros 200.
Ya se ve la nieve en Chapelco.

martes, 15 de junio de 2010

"Enfrentarás tu mayor temor"

Sí señores, hoy comenzó el entrenamiento de KAYAK. Un día martes, de junio, parcialmente nublado, frío. Me encontré con mi entrenador a las cinco y media y bajamos hasta la costa. Buscamos el Kayak doble, lo cargamos a cuestas y llegamos a orillas del lago. Mientras me explicaba algunos principios básicos de esta disciplina llegó el Sr. TMG. Nos subimos a las embarcaciones, partimos. Así, sin demasiados preámbulos. Me concentré en seguir la remada de Gonzalo. No vi el paisaje, no noté el oleaje, no me fijé en la temperatura. Toda mi atención se limitaba a seguir el dibujo que la pala de adelante dibujaba en el aire y en el agua. Hasta que una ola me distrajo. Una ola que nos movió bastante. Y entonces vi el lago, la montaña, el cielo. Y me empezaron a doler los hombros. TMG venía adelante nuestro, y seguía y segúia, más allá de la bahia. La pala pesaba cada vez más y seguir el ritmo me resultaba agobiante. Hasta que pegamos la vuelta. Otro kayakista estaba en el lago, ambos lo concocían. Lo saludaron por su seudónimo, que no logro recordar. Iba fuerte. Aguantando el dolor en mis hombros vi acercarse el muelle. Estaba satisfecho, habíamos remado lindo. Pero los muchachos no encararon para la rampa de salida. No. Siguieron el trazado de la costa enfilando hacia el otro lado, el del bandurrias. La cosa continuaba. A esa altura hasta me costaba mantener la pala a la altura de los hombros y, al contrario de cuando uno corre, no tenía idea de cómo "cambiar el aire". En este lado del lago el viento casi no soplaba y el oleaje era mínimo. Me relajé. Comencé a disfrutar el lugar. La luz del día se apagaba poco a poco y nosotros ahí, adentro del lago. La situación se me hizo inverosímil. ¿Qué hacía yo ahí, a esa hora y a una semana de comenzar el invierno, remando en un kayak? Y fue cuando me animé a hacerles la pregunta que me había estado dando vueltas por la cabeza todo el día: "Che, si uno se da vuelta ¿hay muchas posibilidades de morir?" "No", dijo mi entrenador, "Sí" dijo TMG. Comenzó entonces un pequeño debate entre ellos del que se concluyó que todo pasaba por la preparación previa, es decir, tener todo el equipamiento de seguridad necesario, siendo lo principal -acota TMG- el chaleco de neoprene. "Si no, te pasa como al remero aquel que se murió en el Gutierrez porque el gil no tenía neoprene". Y por supuesto, la pregunta obligada "¿Vos trajiste neoprene, no?". NO. Lo cierto es que yo, el clásico gil, no tenía neoprene. Haciendo, por lo tanto, un pequeño silogismo, si nos dábamos vuelta el que moría era yo. Claro, venía en un Kayak doble y nada menos que con mi entrenador. Nada malo podía pasar. "Que sea la última vez", me retó con toda su sabiduría TMG. Y por supuesto que lo será. Yo que estaba tan contento porque pensaba que ya tenía todo (Gonza me prestó el kayak, el mosca el chaleco salvavidas, TMG la pala y el cubrecokpit) ahora me vengo a enterar que me hace falta un chaleco de neoprene... ¡esto no se acaba nunca! Evidentemente, pienso, si quiero seguir con esto voy a tener que empezar a pensar en realizar alguna actividad que me de dinero. En fin, sabiendo que mi vida corría peligro llegamos, de noche, a la costa del pueblo. Las luces de la costanera reflejadas en el agua me deleitaron. Y el hecho de estar llegando también. No daba más. El resto fue alegría y frío. Mojados, llevamos el bote hasta su lugar de descanso y volvimos a casa de mi entrenador en donde me esperaban Adriana y las niñas. Me puse ropa seca y partimos, llevándome tres porciones de budín de banana que me regaló Guada (por supuesto, me comí las tres en el viaje). Ahora casi que no puedo escribir del cansancio. Lo mismo me pasó ayer: a la mañana miradores de la Rosales con barro y niebla y en la tarde rutina de gimnasio. Llegué tan cansado que no se los pude narrar. Esto de hoy es por pura disciplina. Escribir y entrenar, dos caras de la misma existencia...

Distancia: bastante.
Tiempo: 68 minutos.

TMG: ¡gracias por la pala, el cubrecockpit y los consejos!
Entrenador: ¡gracias por resguardar mi vida!
Archi: ¡Gracias por el asado!

sábado, 12 de junio de 2010

¿Correr con lluvia?

Sábado de fútbol. Argentina 1 - Nigeria 0 en casa del Tano Pío (juez imparcial en este asunto). Luego ravioles en casa y lluvia, mucha lluvia. Testigo de esto es el Archienemigo, que en su comentario del post anterior se refriega las manos celebrando este fenómeno meteorológico que ha llegado para quedarse. Él mismo salió a pedalear y volvió empapado. Pues yo, estando acostado y cómodo en mi cama, a la hora de una estupenda siesta post partido del mundial, me levanté, me cambié y me dispuse a correr bajo la lluvia. Lo que no podía sospechar es lo que a continuación sucedió. Releyendo el comentario del Archi la única hipótesis que se sostiene es la de la intervención divina.
Me abrigo, me pongo un buzo, un rompeviento, una cuellera (¿buff le dicen?), una gorra, la capucha del buzo y salgo. Ni bien traspaso la puerta de mi casa deja de llover. A los diéz minutos, encarando el hermoso valle que se abre luego de los Peñones del Lolog, sale el sol. Un cielo pintado de nubes violetas y azuladas contrasta con el verde asoleado de la vegetación aún humeda. Corrí a ritmo sostenido. Me sentí bien, sin dolor de ningún tipo y con buen resto de aire. Llegué hasta dónde empieza la ruta vieja a Ruca Hue y pegué la vuelta. Me cruzo de frente con un otro corredor. El perro del vecino le ladra a sus dos perros. Me pregunta (el corredor) si mi perro es malo. Consideré innecesario entrar en explicaciones sobre el derecho de propiedad del perro y me limité a responder "No". Y lo vi irse a muy buen paso. Me propuse correr a ritmo de carrera y le di duro. Llegué con un sprint final hollywodense y le volví a ganar a "mi" perro. Estoy pensando en averiguar cómo se llama.
Elongo, entro y escucho que la lluvia se reanuda.
¿Vos hoy te mojaste, Archi? Yo no. ¿Será que tengo aliados poderosos?

Distancia: quiero suponer que al menos 10k, quizás hasta 11.
Tiempo: 1h 00m 16s

jueves, 10 de junio de 2010

Sobre señales, presencias y objetos de poder

Hace frío en San Martín de los Andes. Mañana nublada y con ciertas obligaciones que cumplir. La falta de tiempo me invita a dar una vuelta por la Rosales, una salida que disfruto cada vez. Y la encaro en sentido inverso, es decir, entrando por arriba. En mis pensamientos está el Tetratlón Chapelco y el hecho de que este año lo corro por primera vez. ¿Cuántos seremos los que estamos en la misma situación? Se me ocurre armar otra lista. Me gustan las listas. Paso la tranquera y recorro a buen ritmo el camino que me lleva a la laguna. El día está horrible, mi estado anímico no. Me gusta estar aqui. Me gusta esa persona en la que me estoy transformando. Y entonces la veo. Al costado del camino, brillando, una herradura. Siento que el caballo acaba de perderla. Reluce. Me bajo de la bici y la recojo. Se sabe que las herraduras son de la buena suerte, pero yo lo pongo en duda. En todo caso, un objeto más que llega a mí en las salidas de entrenamiento. ¿Qué son estos objetos?¿Por qué los encuentro? Una vez fue una pintura con un mensaje (Existe), otra vez un tronco con forma de tiburón (se lo regalé a Male, pero no lo registré en este blog), un guante de muchos años (cuando fuimos a Laguna Verde). También me crucé con una liebre dormida y con un pelotón sopresa de soldados. Cosas que me pasan y a las que me niego a no otorgarles un significado. Una trama oculta, desconocida, se teje a mis espaldas. Pienso en esto y tomo conciencia de cuándo comenzaron los mensajes. Fue en noviembre. Yo había iniciado mi entrenamiento en septiembre-octubre, con la idea de correr el Tetra. Salí tres semanas. Correr me costaba demasiado, y me comenzó a doler la rodilla. Dejé de correr, fui al doctor, me mandó a hacer una resonancia magnética que nunca hice (el seguro no la cubría). En ese momento estuve a punto de dejar esto de correr el tetra para siempre. No le veía caso. Fue entonces cuando un pájaro comenzó a visitarme. Yo no lograba descifrar el mensaje, pero algo me quería decir. Venía a casa todos los días. Lo filmé. Pueden verlo haciendo click aqui.

Pienso en todo esto y llego a casa sin darme cuenta, bastante rápido. Elongo y entro a casa, a prepararme para el resto del día. Y en eso oigo que golpean la ventana. Me asomo, no veo a nadie. Al rato vuelve el golpeteo y reconozco el sonido reiterativo: ¡el pájaro! Salgo con cuidado y lo veo, parado en la bicicleta. Ahora entiendo el mensaje.




lunes, 7 de junio de 2010

Hipotermia podálica

O en otras palabras, me congelé los pies.
Noté que estaba fresco cuando salimos todos a la mañana. Había helado. El cielo despejado prometía un día de sol estupendo. Y agarré la bici. Palpitando la Pipi`s Race (nombre científico de la Maratón de Invierno) decidí enfilar para Valle Escondido. Bajando de mi casa comprobé que el frío era realmente intenso, pero no le di mayor importancia. Subí a buen ritmo hasta Covisal. Al llegar, por supuesto, me perdí. No sabía por donde encarar para seguir el camino. ¿Y con quién me encontré? Con Iván Marcoveski, corredor de primera línea, que al parecer está en todos lados, y al mismo tiempo. Me orientó y justo antes de despedirme mira mis pies y me dice: "Cuidado con los cordones, se te pueden enganchar" ¡Cómo sabe esta gente!
A partir de ahí la subida es fuerte y muy linda. Bosque, arroyo, frío. Llegué a Valle Escondido. Un lugar impresionante. Pasé lo que creo es el Club House -en donde estará la base de la carrera- y seguí subiendo un poco más. Luego de un par de curvas miro a mi alrededor y simplemente no lo puedo creer. La cancha de golf, los colores del otoño, un sol radiante y el Lanin, allá lejos, custodiándolo todo. Me bajo de la bici a disfrutar un poco y noto que mis pies están congelados. Literalmente. No puedo mover los dedos. Tomo conciencia de la temperatura ambiente, con pequeños charcos congelados por todas partes. Supongo que lo mejor que puedo hacer es pedalear, por lo que subo a la bici y me zumbo para abajo. A toda velocidad, covisal y la ruta me parecen más cerca y el frío más fuerte. Le doy duro hasta mi casa, sin poder dejar de pensar en el congelamiento de mis pies. Me bajo y prácticamente no puedo caminar. Elongar se me hace dificil. Creo que perdí la sensibilidad de los tobillos para abajo. Por supuesto decido darme un baño caliente. El agua hirviendo en mis pies me resulta, en un principio, agradable. Luego -supongo que cuando empieza el proceso de descongelamiento- me empiezan a arder y a picar. Comienzo a sentir un fuerte dolor, me queman. Me hago masajes, me siento, levanto los pies. Están rojos. Me desespero.
A los minutos todo vuelve a la normalidad, excepto la coloración. Me parece que estuve a pocos minutos de la amputación. La próxima, salgo con medias térmicas.

Distancia: incierta
Tiempo: 1h 30m

¡Es contagioso!

Buenas noticias: la felicidad es contagiosa. Puede que muchos crean que estoy exagerando si afirmo que entrenar para el tetra es la llave de la felicidad. Y tienen razón. Porque quizás el Tetra es sólo la excusa (miento, es mucho más). Pero puede ser esto, o lo otro, o lo de más allá. Realizar cualquier actividad con esfuerzo, sacrificio y gusto, en busca de un logro personal, produce, indudablemente, ese misterioso sentimiento al que llamamos felicidad.
Este fin de semana pasaron varias cosas.
El sábado a a la noche asado de corredores. Y estuve invitado. Fue para mi un reconocimiento, una bienvenida. La carne impecable (archi, Walter te disputa el título de mejor asador). Y se habló por horas de carreras. Historias, anécdotas, consejos. Y me doy cuenta que estoy rodeado de gente feliz. Aprendo cada vez más. No de carreras, sino de la vida.
El domingo a la tarde me sorprendió. No fui yo el que salió a entrenar: ¡fue Adriana! Junto con una querida amiga, Ana María, se fueron de casa hasta la Laguna Rosales, un buen lugar para comenzar. Llegó adolorida pero feliz, tan feliz.
Recibo un mensaje de texto de mi hermano, describiendo su día de entrenamiento: 3k de ascenso, 18k hasta las orillas del río Perci, allá en Esquel. Lo leo y me doy cueta que está feliz, tan feliz.
En el blog deja un comentario Raul Arturo, de Rauch, (pueden hacer click aqui para leerlo) contándome su proceso de entrenamiento para este Tetratlon Chapelco 2010. Tiene 61 años y se lo escucha feliz, tan feliz.
Finalmente vamos con Adri y las chicas a visitar a Flor, que ha llegado nuevamente a San Martín. Se está quedando en la casa del Mosca. En el cumpleaños de ella fue que el Mosca me ofreció la bici (leer). Pues bien, luego de unos mates, unas facturas y buena conversación, el Mosca baja de su cuarto y me hace entrega de ¡un chaleco salvavidas para entrenar con el Kayak! Impresionante. Sin palabras. Y yo me vuelvo a casa feliz, tan feliz.

sábado, 5 de junio de 2010

Soy el Dado

Hoy entrené en doble turno. Por la mañana gimnasio, por la tarde salí a correr. Gimnasio es una manera de decir porque en realidad hago los ejercicios en mi casa, con mis dos hijas dándome vueltas. La rutina es muy fuerte, tremenda. Y Male me va dictando qué es lo que tengo que hacer. Se preocupa mucho por mi esfuerzo, sobre todo cuando la cara se me pone roja y prácticamente me quedo sin aire. Mientras estaba haciendo abdominales bolitas me dice: "Viste cuando uno juega con un dado, y hace una apuesta, y te podes ganar, no sé, dos caramelos, por ejemplo". Asentí sin saber de qué me estaba hablando. "Bueno- continúa- vos sos como el dado". Me quedé atónito, con los abdominales adoloridos y sin enteder tan compleja metáfora. Le hice saber que no entendía de qué me hablaba y me explica que en esta apuesta, la del tetra, los que apostaron son Eudardo y Gonzalo, son ellos los que ganan o pierden la apuesta. Yo soy, simplemente, el dado.
Aproveché los 10k que corrí a la tarde para pensar en esto. El azar siempre atrajo mi atención. Esa causa inexplicable que determina que un dado nos muestre una de sus caras, y no otra. Dios no juega a los dados con el universo, soltó Einstein. El azar no existe, está todo determinado por un Dios Omnipotente. Nuestra vida recorre un camino azarozo e impredecible. Estamos bajo los efectos de causas desconocidas e inalcansables. Somos hojas a merced del viento. O no.
Somos libres. Actuamos. Decidimos. Elegimos ser felices. O no. El azar nada tiene que ver con nosotros. Sólo lo que nosotros decidimos hacer con lo que el mundo, la vida, nos ofrece. Soy un dado, si, pero con voluntad. Quizás el primer dado que utiliza su libre albedrío. Esta apuesta se va a definir, pero no al azar. Edu, no tenés esa suerte.

Gimnasio: 1h 40m
Correr: 1h 03m

viernes, 4 de junio de 2010

Entrenar con otra cabeza

El cambio que se dió en mí a partir de estar inscripto para este Tetratlón Chapelco 2010 es increíble. No es lo mismo querer algo que saber que uno de hecho lo va a hacer. Y no es que yo creyera que no lo iba a correr, como sigue pensando el Archi, sólo que ahora la responsabilidad ha aumentado, el compromiso es total y el objetivo ha cobrado plena realidad. Mi primer salida convertido en el corredor #120 fue acompañado por Fernando, un ciclista que promete. Había dejado mi bicicleta en lo de mi entrenador cuando llegué del cerro el lunes. Y ayer a la mañana bajé a por ella, con todas las ganas del mundo de pedalear. Hacía frío, llovía intermitentemente, pero nada de eso me inportó. Ni siquiera dudé en que iba a salir. Salimos con Fer desde el pueblo y encaramos la Perito Moreno. Pasamos el cementerio. Agarramos el nuevo acceso norte. Los caracoles del Lolog. Recordé cuando vi pasar al tour de la patagonia por ese punto -yo, de civil- y que varios competidores iban caminando. Nosotros veníamos bastante enteros. Pedaleamos hasta el Lolog, conversando de la vida. El camino no fue extenuante. Y disfruté cada metro. Con la seguridad de quien se está entrenando para correr el Tetra.
Otra novedad: comencé mi rutina de Gimnasio. En casa, con las mancuernas que me prestó mi entrenador. Una rutina fuerte, bastante larga. Por momentos la situación se me hace inverosímil: yo, en mi casa, entrenando a lo Rocky Balboa. Raya el surrealismo. En fin, el ejercicio me dejó doliendo todo, especialmente los abdominales. La siesta de la tarde junto a la pequeñá Oli pasó a la historia. Una cosa más a la que uno renuncia, unas horas más de entrenamiento que uno gana. ¿Será que además de flaco voy a tener los abdominales marcados? Porque yo estoy de acuerdo con el cambio total en mi manera de ver el mundo, pero para tener un cuerpo de atleta, para eso sí que no estoy preparado...

miércoles, 2 de junio de 2010

"¡VOY A CORRER EL TETRA!"

El presagio que me dió la montaña el lunes pasado se cumplió: hoy sucedió lo increíble, lo inesperado. A pocos minutos del mediodía suena mi teléfono celular y escucho una voz desconocida por mí. Inés, de la organización del Tetra (corazón de melón, una de las primeras comentaristas de este blog). "Lucas -me dice- Nieves del Chapelco te va a otorgar una beca para que corras el Tetra. Ya tengo tu planilla, ahora en un rato te mando tu número de corredor". Entre la sorpresa y la alegría no supe como reaccionar. Le agradecí, por supuesto, pero no pude hacer mucho más. Me encontraba aturdido, felizmente aturdido.
El lunes, antes de llenar la pre-inscripción, le escribí un mail a la organización. Además de pasarles mis datos, puesto que en la página web del cerro no encontraba el enlace para inscribirme , les preguntaba por ciertos cupos o lugares exonerados que me habían comentado se entregan cada año. Quería saber cómo se podía acceder a ellos. Con la velocidad y eficiencia que caracterizan a Inés (ya la voy conociendo más), me responde que para optar por esas becas es requisito escribir una carta solicitándola, y luego la organización decide cómo, con qué criterios y a quiénes se asignarán. Hay cinco becas por año. Las ocupaciones de la vida impidieron que escriba ese mail solicitando un lugar. Entonces, ¿cómo fue que me llamaron tan rápido?¿Cómo es que se dió la maravilla?
Al llegar a casa lo supe. Mi querido amigo el Tano Pio (juez imparcial en este asunto) llamó personalmente a Gabriela Azcárate, organizadora del Tetra, para comentarle mi situación. Junto con Inés, quién ratificaba los dichos del Tano, evaluaron las circunstancias y, en un gesto que jamás olvidaré, resolvieron entregarme una de las becas que Nieves del Chapelco otorga. Y fue cuando Inés me llamó. Hay veces que la palabra gracias resulta insuficiente. Sin embargo, no puedo más que decir gracias Gabriela, gracias Inés, gracias Nieves del Chapelco y... ¡Gracias Tano! Como juez imparcial tenés asegurada la comilona, porque pase lo que pase vas a estar ahí, y sin embargo te tomaste el trabajo de interceder por mí. Impresionante. Ojalá todos los jueces de la nación tuvieran tu integridad moral y tu recto juicio.

Y ahora sí, el "quiero correr el tetra" se transforma en el "voy a correr el tetra". Corredor #120. Edu, que te puedo decir... Con este gesto de la montaña - el cerro chapelco - y de toda la gente que organiza el tetra, no puedo más que convertirme en un corredor impecable.
A todos lo que vienen siguiendo esta preparación desde hace tiempo, gracias, y los espero en la llegada. ¡Cómo nos vamos a divertir el día de la comilona con el Archi echando humo por las orejas!. Jamás pensó que este grave filósofo se iba a convertir en un atleta. La vida nos da sorpresas.