jueves, 24 de junio de 2010

Estado gripal y una incipiente crisis existencial

Cuarto día de invierno. Desde ayer que estoy engripado. Parece a propósito. Parece una excusa. Pero no lo es. O quizás sí. Inconciente, por supuesto.

Nieva, nieva y nieva. Toda la tarde de ayer en casa, con Oli que también tiene tos, con Male que no fue a la escuela. Sintiéndome doblemente mal: por la gripe y por no entrenar. El domingo es la Maratón de Invierno. ¡Qué bien puesto el nombre! Y por otro lado, ¡Que idea tan insensata! Tuvimos preciosos días de otoño para correr. Pero no, el desafío es correr en INVIERNO. No me siento del todo preparado. Y es justo ahora, que estoy débil por la enfermedad. Que no es grave, no. En cualquiero otro momento de mi vida sería casi intrascendente. Pero es lo suficientemente notoria como para evitar salir a correr bajo la nieve (cosa que, aunque no lo crean, me gustaría).

Mañana llega el Yeti. A mi madre le parece insensato (siguiendo en el mismo orden de ideas) que se embarque con toda su familia desde Esquel para acá en medio del alerta meteorológico y el temporal de nieve. Pero el Yeti va a venir igual, porque quiere correr la Maratón de Invierno.

Anoche llama mi amigo el Tano (Camdessus, no Pío). Hacía tiempo que no hablábamos. Somos amigos desde segundo grado de la primaria. Me conoce bien. Y me estima. Y entre otras cosas me dice estar preocupado por mi. Porque ¿quién es esta persona que se entusiasma tanto con la actividad física?¿Se está perdiendo aquella otra, amante de la lectura, la buena conversación y el buen vino? Su angustia era real, palpable y bien fundada. En la lejanía y con el tiempo, nos transformamos. Es inevitable. A veces nos aferramos a quién creemos ser. Testarudos, caprichosos. Pero cada decisión que tomamos nos modifica. Cada día que pasa, por suerte, cambiamos. Yo estoy en eso, quizás de manera un poco más evidente. En un principio yo simplemente quería correr el Tetra. Y lo dije en voz alta. Ahora lo voy a correr. Y me doy cuenta de que no es un pasatiempo, un hobbie, una actividad recreativa. No es como jugar al tennis una vez por semana, o al squash o ir a la pileta. Intentar correr el Tetra es aceptar una forma de vida determinada. Y esa forma de vida, a su vez, determina nuestro ser. ¿Quería yo, además de correr el Tetra, modificar mi forma de ser?¿Quería yo un cambio radical en mi manera de existir? Porque debo decir que además de los cambios físicos estoy experimentando cambios de carácter. Estoy más ansioso, más enérgico, más activo. Comienzo a sentir la dependencia química a las endorfinas. O hago ejercicio o me agarra sindróme de abstinencia. Me pongo osco, molesto, como cualquier persona farmacodependiente. La química es cosa seria. Pero tranquilo Tano, que sigo siendo el mismo (¿o no?). En todo caso, espero que te puedas encariñar con esta otra persona que ahora soy. Es raro, por cierto, que Malena esté pidiendo más libros en la biblioteca que yo, y es raro no disfrutar a pleno una tarde de nieve encerrado en casa. Todo esto es raro, Tano, te lo tengo que decir. Ya podrás darme tu sabio consejo en Buenos Aires, cuando nos veamos en dos semanas. Sabré escucharte con atención. Ansío esas palabras.

Pensando en todo esto me intriga saber si algo parecido le sucede a las demás personas que este año corren el Tetra por primera vez. Porque mi entrenador, TMG, Marcovesky, Broitman y las demás personas con las que tengo contacto ya son corredores del Tetra. Y no tienen vuelta atrás. Pero ¿y los que están en plena transformación? He decidido abrir una nueva lista de aquellas personas que este año corren el Tetratlón Chapelco por primera vez. Porque, por una simple obviedad del lenguaje, correr el Tetra por primera vez es una experiencia irrepetible. Así pues, invito a quienes estén en esta particular situación de vida a que se anoten en dicha lista y mucho me gustaría que dejen sus comentarios y reflexiones.

Ahora, a tomar un té, un tafirol y a meterse en la cama a observar cómo cae la nieve...

3 comentarios:

  1. Lucas sabe de antemano lo que va a ocurrir, pero no quiere aceptarlo. Uno siempre tiene la esperanza de que cambie el tiempo a lo largo del día. Mira de reojo por la ventana, ve cómo se cimbrean las ramas de los árboles y escucha cómo el agua se estrella contra los cristales en continuas ráfagas.
    Esta atrapado. Hoy esta en pleno período de entrenamiento y no puede aplazarlo para mañana, pues le modifica todo el plan de trabajo y lo más probable es que no cambie el clima. Lo hará? Saldrá a entrenar igual?
    Piensa que las pocas personas que se le puedan cruzar lo miren con caras raras, lo vean totalmente embarrado, pero sonriente; seguro que piensan que esta pirado. No les faltaría razón. Y además que cuando entre a su casa y lo vea Adriana, le eche la bronca de rigor, este muy cabreada, ella dice que por qué pone en juego su salud, pero el cree que se lo comenta porque puso el suelo perdido de barro………………
    Pero el no va a tener tiempo ni fuerzas para replicar. Si el día parece imposible para correr, a Lucas……………. que ya esta curtido y no se asusta, aunque no le guste saldrá…. si tiene que hacerlo………………….
    Al empezar alzará la mirada, un resoplido, trazará una sonrisa desafiante, una mirada a la derecha con el gesto más duro y otra a la izquierda, con la mandíbula en la máxima tensión. Y dará el primer paso.
    En la mente sólo aparecerá un pensamiento el clima es implacable e invencible, ¿o no?.
    MEJOR ME VUELVO A CASA A DORMIR LA SIESTA

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  2. ¡¡Botín de Plomo!! ¡Volviste! El Archi te extrañaba, nosotros también. Veo que ahora que te han publicado estás más inspirado que nunca!! ¡Felicitaciones!

    (no te preocupes, sólo yo conozco tu identidad. Cuál el enmascarado de Meteoro, tu verdadero nombre está a salvo).

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  3. No hay deber más necesario que el de dar las gracias

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