viernes, 30 de abril de 2010

Nivel de dificultad del Tetratlón Chapelco

Ayer no pude entrenar porque tuve que llevar a la pequeña Olivia a una consulta casi de rutina con una dermatóloga en el hospital de Junín. Y mientras manejaba hacia tan compleja ciudad pensaba (sin tanta lucidez como cuando corro, pero pensaba) en lo díficil que va a ser la carrera. Pocas competencias presentan tal nivel de dificultad: trepar por laderas cubiertas de nieve con los equipos de ski, no quemarse las piernas en los descensos, agarrar la bici por senderos llenos de barro y pendientes inverosímiles, remar en aguas heladas en pleno invierno y trepar montañas con el agotamiento acumulado. Durísimo. De allí pasé -en esa extraña concatenación de ideas de la que se compone nuestro hilo de pensamiento- a recordar el día de mi boda. Y seguí con el clásico recuento que uno hace en las fechas importantes. Me casé a los 19 años. Para vivir fui remisero, botones de hotel, instalador de mosquiteros, repartidor de guías del importador, asistente de decorador navideño de shopping centers, profesor de música, distribuidor de libros, papá noel en navidad, winnie-poo en cumpleaños, repartidor de volantes, recepcionista de un apart hotel, librero, profesor de filosofía, tuve un restaurante... Pagué 180 meses consecutivos de alquiler, sin retrasarme ni uno, con todas las cuentas correspondientes. Compré, mantuve y le heché nafta a un Citroen 3cv, un Fiat 133, un Falcon, un Duna, un Twingo, un 147, un Lancer y un R9 (fierro). A todos tuve que llevarlos al taller. Fui al supermercado un sinfín de veces. Acompañé a Adriana en tres embarazos. Tuvimos dos hijas maravillosas. No dormí por meses entre pañales, llantos, mocos y fiebres. Estuve en guardias de hospitales, emergencias de clínicas y salas de internación. Puse termómetros, di medicamentos, hice nebulizaciones y vaporizaciones. Asistí a primeros días de clases y actos escolares. Me mudé 9 veces, cambiando de país en cuatro oportunidades. Estudié una carrera, montamos algunas obras de teatro y pasé horas en trenes, colectivos y subtes para cumplir con mis obligaciones... en fin, "pagué todas mis deudas, pagué mi oportunidad de amar". Al momento de llegar a Junin, tenía al menos una certeza: correr el Tetratlón Chapelco es un juego de niños. ¡No veo la hora de pasarme todo un día esquiando, andando en bici, remando en el lago y corriendo por la montaña!

7 comentarios:

  1. eduardo el archienemigo2 de mayo de 2010, 10:52

    Hola , aqui estoy luego de unos dias de inasistencia,
    Ratifico los dichos de Lucas, es un juego de ninios(estoy en notebook y la verdadera enie no sse como es)
    pero esa carrera seria un juego si se toma para correrla el mismo que se tomo para hacer todo lo que hizo (nueve anios?)
    yo creo que tanto no va a tardar
    va a abandonar antes dde eso,
    lo que parece ser seguro que lo va a intentar
    y bueh que lntente peor para el
    SI LA MAMA LEE EL BLOG POR FAVOR QUE LO GUIE
    QUE NO NOS DEJE SOLOS COLABORANDO A QUINTUS Y A MI
    SENIORA EL TELEFONO DE SU HIJO LO TIENE O LO PERDIO????

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  2. ¡Emocionante enumeración, querido amigo! Si 18 años atrás nos hubiésemos enfrentado a ella, habríamos pensado que era difícil, pero que valía la pena intentarlo. ¡Y ahora es simplemente una relación de experiencias vividas!

    Un brindis por ustedes cuatro.

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  3. Que bueno...ese pensamiento lo tenemos mientras corremos, para llegar a la meta, por eso uno se emociona al llegar. Pocos entienden las lágrimas al abrasarse con los queridos, pero es así, la carrera es como la vida, te parece fácil, pero al largar te das cuenta que muchos van adelante, algunos atrás, te dan ganas de abandonar, te golpeas fuerte, tenés frío, hambre, dolor, pero también la felicidad de haber logrado el objetivo a pesar de todo. Eso es correr, eso es ganar...

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  4. No tengo idea cómo terminé en ésta página, pero leí y me encantó lo que escribiste.
    El domingo pasado corrí mi primer maratón de 42km; estaba buscando el próximo desafío, y creo que es el Tetra de Chapelco.
    Mucha suerte. Éxitos.

    Salud, desde Mendoza.

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  5. Terminé en tu relato, creo que por dos cosas.
    1, Acaba de terminar el tetra de chapelco y estoy buscando resultados.
    y 2, el amor de mi vida está allí. ya no como participante, sino en el equipo que asiste. por lo tanto, las busquedas siempre encuentran, y estimo es de lo que hablas cuando pregonas el querer llegar; sin saber de hecho que lo verdaderamente valioso es el camino, es el andar.
    una vez alguién que quise mucho me dijo; "disfruta el mientras, y no guardes para despues". Hoy, se que amar es, ese mientras que saboreamos.
    Mierda! tu relato fue un destello, para vivir, y para pagar mi cuota de amor: "primero tuve que saber vivir, despues amar, despues partir", y ahora -como dice el tango- ando sin pensamiento: solo amando y solo soñando. Si total, el futuro llegó hace rato.
    Por eso, no te pregunto si llegaste, me pone bien, que hayas largado, y que hayas transitado.

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  6. Por faVOR MARCAR EL RECORRIDO DEL PEDESTRISMO CON CINTAS DE COLOR BLLANCAS, PUES LOA DALTONICOS COMO YO NOS CUESTA VER OTRO COLOR GRACIAS

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  7. Es último comentario, a menos de un mes de el tetra 2011, me da a enteder que internet es increíble!!! ¿Este muchacho pensará que yo puedo influir en la organización del Tetra? Notable. Igual, gracias por comentar...

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