viernes, 30 de abril de 2010

Nivel de dificultad del Tetratlón Chapelco

Ayer no pude entrenar porque tuve que llevar a la pequeña Olivia a una consulta casi de rutina con una dermatóloga en el hospital de Junín. Y mientras manejaba hacia tan compleja ciudad pensaba (sin tanta lucidez como cuando corro, pero pensaba) en lo díficil que va a ser la carrera. Pocas competencias presentan tal nivel de dificultad: trepar por laderas cubiertas de nieve con los equipos de ski, no quemarse las piernas en los descensos, agarrar la bici por senderos llenos de barro y pendientes inverosímiles, remar en aguas heladas en pleno invierno y trepar montañas con el agotamiento acumulado. Durísimo. De allí pasé -en esa extraña concatenación de ideas de la que se compone nuestro hilo de pensamiento- a recordar el día de mi boda. Y seguí con el clásico recuento que uno hace en las fechas importantes. Me casé a los 19 años. Para vivir fui remisero, botones de hotel, instalador de mosquiteros, repartidor de guías del importador, asistente de decorador navideño de shopping centers, profesor de música, distribuidor de libros, papá noel en navidad, winnie-poo en cumpleaños, repartidor de volantes, recepcionista de un apart hotel, librero, profesor de filosofía, tuve un restaurante... Pagué 180 meses consecutivos de alquiler, sin retrasarme ni uno, con todas las cuentas correspondientes. Compré, mantuve y le heché nafta a un Citroen 3cv, un Fiat 133, un Falcon, un Duna, un Twingo, un 147, un Lancer y un R9 (fierro). A todos tuve que llevarlos al taller. Fui al supermercado un sinfín de veces. Acompañé a Adriana en tres embarazos. Tuvimos dos hijas maravillosas. No dormí por meses entre pañales, llantos, mocos y fiebres. Estuve en guardias de hospitales, emergencias de clínicas y salas de internación. Puse termómetros, di medicamentos, hice nebulizaciones y vaporizaciones. Asistí a primeros días de clases y actos escolares. Me mudé 9 veces, cambiando de país en cuatro oportunidades. Estudié una carrera, montamos algunas obras de teatro y pasé horas en trenes, colectivos y subtes para cumplir con mis obligaciones... en fin, "pagué todas mis deudas, pagué mi oportunidad de amar". Al momento de llegar a Junin, tenía al menos una certeza: correr el Tetratlón Chapelco es un juego de niños. ¡No veo la hora de pasarme todo un día esquiando, andando en bici, remando en el lago y corriendo por la montaña!

jueves, 29 de abril de 2010

Aniversario

Adriana,
Amada mía.
Mi dulce amor,
mi único amor,
mi Italia.


1995 - 29 de abril - 2010

miércoles, 28 de abril de 2010

Un rival que vale la pena

Me han emocionado las palabras de mi hermano "el olímpico" en su comentario reciente. Viene a correr la Maratón de Invierno para acompañarme, para guiarme, para llegar juntos y de la mano a la meta... ¡no le creo nada! Si bien la camaradería y el juego limpio entre corredores es absolutamente vital y necesario, también es cierto que cuando faltan 200 mts. y tenés a alguien al lado, vas a dejar todo para llegar aunque sea dos milésimas de segundo antes. Y esto también es parte esencial del deporte sano. Y estoy seguro de que si se da el caso de llegar a la par, él se va a mandar un sprint final animal sólo para ganarme. Es mi hermano... lo conozco. Y bienvenido sea. Además, prepárense porque ya sea que me gane o que yo le gane a él, si le va bien en esta carrera va a querer correr el Tetra. Uno más de los que piensan "si él la corre... yo llego seguro". Y entonces entra en juego otra palabra clave: disciplina. ¿Tiene cualquiera la disciplina necesaria para correr el Tetratlón Chapelco? Esa es "la" pregunta. ¡Y cómo cuesta tener disciplina!

Hoy volví a los 6k de Catritre. Y, para qué negarlo, fui pensando principalmente en el tiempo. Sé que no corro rápido y es algo que tengo que ir modificando. El día me acompañó: un solcito de otoño que daba gusto. En la ruta, prácticamente nadie. Y me largué a paso firme. Antes del kilómetro me empezó a doler el bazo, cosa que hace mucho no me pasaba. Y empecé a transpirar más que de costumbre. Y sentía que no había manera de darle más fuerte. En realidad, me sentí lento toda la vuelta, cosa que en parte no me permitió disfrutar el lugar, el lago, el sol. El último kilómetro le dí con todo, a buen paso, ahí sí. Y el cronómetro me agradó: 33m. 12s.

Falta mucho, y a partir de ahora, con el frío, la lluvia y el cronómetro en la nuca, todo es cuestión de motivación y disciplina. Y a mi querido hermano el Yeti (el olímpico), que empezó a entrenar en serio -cosa que celebro y me alegra mucho- le digo que yo tampoco quiero ganarle, sino guiarlo, acompañarlo y alentarlo para que lleguemos juntos a la meta. De eso se trata todo esto.

¡Salud!

lunes, 26 de abril de 2010

La Motivación, el quid de la cuestión.

Lleva muchos meses entrenar el cuerpo para una carrera como el Tetratlón Chapelco. Y es un proceso dificil. Pero en cada uno de esos días, es la mente la que juega el rol fundamental. Y entrenar la mente es otra historia. La dualidad cuerpo-alma o, lo que es lo mismo, cuerpo-mente, se hace patente cada uno de los días en los que hay que salir a entrenar. Y para eso es fundamental la motivación.
Para los lectores frecuentes de este blog no es novedad que la principal motivación que tengo es la apuesta realizada entre el archienemigo y mi entrenador. Y a partir de allí se empezaron a poner en juego un montón de otras cosas. Y esto se convirtió en un verdadero desafío. Con mucha gente alentando, apoyando, llevando la contraria, etc.
Hace unos días el Archi se fue por tres semanas a Miami (habrán notado que estamos libres de sus comentarios desde hace unos días). El Tano y Guadi se fueron por dos semanas a Margarita (siguieron alentando desde allá). Mañana los abuelos Ana se van por tres semanas a Cuba... y esto se quedó un tanto solitario. Que no esté el archi metiendo la cola es como ver un capítulo del correcaminos sin el Coyote. O uno de Tom y Jerry sin Tom. O el Zorro sin el Capitán Monasterio. Se extrañan los comentarios de Botín de Plomo, que se ha llamado a silencio. La abuela ana, efusiva seguidora, nos dejará por muchos días... en fin, la motivación decae. Tal es así que hoy no salí a entrenar. Tengo la excusa de los trámites del choque de la semana pasada, que me llevó casi toda la mañana. Sin embargo, confieso que he sentido una baja en la motivación.
Hasta que hace un rato recibo una llamada. Mi hermano el Yeti, desde Esquel, que viene a correr la Maratón de Invierno Sport Tracks y tenía algunas consultas para hacerme. Mi hermano, el "olímpico Pipú" (su apodo en la secundaria) pidiéndome consejos a mi, cual corredor experimentado. Fue una verdadera emoción. Está motivado para venir a correr y -conociéndolo- va a querer ganarme. Siendo varios años mayor que yo históricamente siempre me ganó en todo. Él es el deportista, yo no. Esto es una gran motivación. A ponerse a entrenar para ganarle a mi querido hermano, el olímpico.
Broche de oro a la motivación: el comentario de la hermana de Shera en la entrada de los resultados de la North Face. No sé quien es, ¡pero me recontra banca! ¡vamos la hermana de Shera! Eso es lo que hace falta para tener motivación. Arranco con todo de vuelta, que esto no tiene marcha atrás. Y a no aflojar ni un día más... ¡salud!

domingo, 25 de abril de 2010

Entrenamiento en 4 Etapas (Four Step Trainning - 4ST)

Hoy Domingo apliqué este plan de entrenamiento desarrollado por especialistas en deporte de alta competencia. Fue duro, pero valió la pena.

Hora de salida: 13:30 hs.
Hora de llegada: 19:30 hs.
(6 horas de entrenamiento)

Etapa 1 (Los Robles - La Abuela Ana)
Pasado el mediodía, en un día de sol espectacular, arranco desde casa en bicicleta con destino el centro de la ciudad. Distancia aproximada: 6k. Prácticamente todo bajada, ideal para entrenar descensos fuertes. La parada fue para despedir a Julián y Ana (los abuelos Ana, por supuesto) que se van tres semanas a Cuba. Mandé mis saludos al comandante Fidel, como corresponde.

Etapa 2 (La Abuela Ana - Catritre)
Un recorrido muy usado, para todo tipo de disciplinas. Corto, intenso, con subidas y bajadas de nivel medio. Distancia aproximada: 6k. Ya en el lugar se prende un fuego con carbón vegetal y se procede a preparar la colación diseñada por el Dr. Steve Vaughan (el nutricionista de Dean Karnazes): tres chorizos y cuatro tajadas de zapallo. Mi ración consistió en tres choripanes de medio chorizo cada uno (125 gr. de grasa de cerdo saturada). Postre: media banana.

Etapa 3: (Catritre - Tijuana Resto Bar)
Recorrido intenso, con una primer trepada muy fuerte. Luego, paseo bordeando el lago saludando a la gente conocida. Distancia aprox: 6k. Llegada al cumpleaños de Marquitos (1 año). Plan nutricional de la etapa: cereales, hidrocarburos y azúcares (cerveza, pizza, papas fritas, tarta de manzana, tarta de frutillas, torta).

Etapa 4: (Tijuana Resto Bar - Los Robles)
Etapa durísima. Ya cayendo la noche, el recorrido es en subida en su totalidad. Distancia aprox.: 6k. Subida de los Andes, Regimiento. Antes de los caracoles del Lolog Adriana se estaciona para ofrecerme subirme (prueba psicológica diseñada por el Dr. Phil Karnazes, primo segundo de Dean). No acepto la tentadora oferta y culmino el recorrido con la temible subida de Sinclair.

Gran experiencia. Domingo provechoso.

Nota: pequeños y jovenes deportistas, NO intenten hacer esto en sus casas. Todo el plan ha sido supervisado y acompañado por expertos en la materia.

sábado, 24 de abril de 2010

Correr porque sí

Correr por correr. Correr por instinto. Correr porque es parte de nuestra naturaleza. Correr porque es una bella manera de estar en el mundo. Correr porque cuando uno corre no es más que eso: un ser que corre. Uno ES corriendo. Y además, todo se ve tan distinto. El frío en la cara, la luz que cambia y uno que nota el cambio. Porque no estás quieto ni vas tan rápido. Hoy sentí que me movía con la lentitud con la que en apariencia se mueve el sol. Que me movía con la pereza con la que el viento mueve las copas de los álamos. Naranjas, altos, otoñales. Correr para sentir el olor a leña que también se quema lento. A humedad entre la tierra y las hojas. A animales vivos, no muertos. Correr por estar vivo. Correr para estar vivo. El tiempo, el puesto, la apuesta, un simple hecho anecdótico. Correr para llegar a ver el Lolog al atardecer, sobre el puente que cruza el Quilquihue. Correr para observar con calma los 28 colores que nos regala el cielo antes de que caiga la noche. Correr para poder pensar con la calma que nos da el esfuerzo que implica dar cada uno de los pasos que uno da cuando corre. Correr porque sí.
Hoy fuí hasta el lolog y volví. El perro del vecino me acompañó. Por supuesto, le gané.

Tiempo: 1h 43min
Distancia: 17k (aprox.)

¡Se viene la carrera pedestre más importante del año!

Sí señores: se acerca la 3ª Maratón de Invierno Sport Tracks, una carrera única. Porque la corre todo San Martín de los Andes. Porque el desafío es tremendo. Porque el frío no amedrenta a nadie. Van a estar todos.
Si te perdiste la North Face, o la corriste y te encantó, no podés no venir a la Maratón de Invierno. Un recorrido espectacular especialmente diseñado por uno de los entrenadores de alto rendimiento más importantes de San Martín de los Andes. Temperaturas bajo cero, nieve, barro, montaña. Todo lo que un amante del deporte puede pedir. 27 de Junio, 10:00 am. ¡No te la podés perder!

...y sí, me engancharon en esta también. Ya me comprometí a correr los 25k. Estos tipos no paran. Hace una semana que corrí 21k por primera vez en mi vida, y ya tengo que empezar a pensar en los 25. Va ser durísimo, porque en esta oportunidad todos los grosos -los que el sábado pasado corrieron 50k y 80k- van a estar inscriptos en la de 25 (estoy pensando en los capos-capos: Gutierrez, Marcoweski, Sánchez, Broitman, Mateu, Labaton... los mejores).

Por cierto, el jueves casi no salgo. Cuestiones del trabajo. Pero me quedó una hora disponible, había sol y me largué. A bajar tiempos. Notarán que desde la carrera estoy más kantiano que nunca, obsesionado con el espacio y el tiempo. No podía entender que la vuelta más rápida en bicicleta a la Laguna Rosales la hubiera hecho solo en un minuto menos que corriendo. Y salí a bajar ese tiempo. Lo logré.

Tiempo: 44 min.
Distancia: siempre digo 11k, pero quizás sea un poco menos...

miércoles, 21 de abril de 2010

Rosales y el corredor fantasma

Volví a correr por este lugar que nunca dejará de sorprenderme. A pocos días de la carrera me crucé varias veces con el trazado que más de mil personas recorrimos el sábado pasado. Y ahora estaba yo, bastante solo. Salí de casa a las seis de la tarde, con frío y con el último sol de la tarde. El perro del vecino volvió a acompañarme. Y tuve tiempo para pensar. Primero, en toda la gente que estuvo acá y que ahora volvió a sus lugares. Muchos a la gran ciudad. Y muchos nos quedamos, seguimos acá. Después en esto de haber corrido tanta distancia y en empezar a sentirme corredor. De hecho estaba corriendo a buen paso, y el cuerpo no me dolía. Y entonces llegaron las subidas de los senderos (no fui a los miradores, sino por abajo). Y los corrí todos. Me entusiasmé. Cuando empezó la bajada me propuse bajar el tiempo de esta vuelta, y aceleré el paso. Iba fuerte, iba rápido. Y dejando el sendero para empalmar con el camino más amplio que bordea la Laguna, aparece un corredor de la nada. Nunca me había cruzado con nadie en este recorrido. El tipo me saluda alegremente. Era un corredor ejemplar, con pañuelo, calzas largas, rompeviento rojo y caramayola a la cintura. Enseguida noté que su paso era mucho más veloz que el mio. En cuestión de segundos me estaba dejando atrás. Yo que pensé que venía rápido, tuve que acelerar para que no se me escapara. Pero nada, el tipo se me iba. Caí en cuenta de que corro definitivamente lento y que me falta muchísimo para estar medianamente en forma. En eso el camino da una curva, la paso y ya no lo veo, al corredor. Tendría que estar a la vista, pues el camino seguía un trecho largo aún. Pero ya no estaba. Me sentí más solo aún, en medio del bosque que ya se estaba poniendo oscuro. Por suerte estaba el perro del vecino y juntos pudimos completar la vuelta.
Entrenador, hace poco creímos satisfechos que tu trabajo ya estaba hecho. Muy por el contrario: tu trabajo recién comienza.

Tiempo: 59m 51s
Distancia: 11k ??

martes, 20 de abril de 2010

Primer nevada en Chapelco

Amanece en San Martín de los Andes con el cerro nevado. La alta montaña se tiñe de blanco por primera vez en este 2010 que, parece, va a ser muy nevador. El cerro Chapelco, pacientemente, va a ir acumulando nieve, en cantidades incalculables. Empieza la lluvia continua, el frío, las heladas, el viento. Y muchos, en muchas partes del mundo, empiezan a pensar en el Tetra. Empiezan a diseñar planes de entrenamiento. La carrera está ahí: tan lejos, tan cerca.

Ahora sí, llegó el momento de empezar a entrenar.

lunes, 19 de abril de 2010

Me estoy volviendo loco

El domingo de ayer fue un domingo ideal, paradigmático. Sueño hasta bien entrada la mañana, desayuno en familia, preparativos para recibir amigos. A modo de festejo por el logro inventamos una comida en casa. Sabiendo que a mi entrenador le gusta y se lo tenía prometido, aprovechamos para hacer un pollo al disco. Fernando y Vero trajeron los ingredientes y nos dispusimos a prepararlo. Llegaron juntos Gonzalo y Guada con la grata compañia de Pipi (el entrenador de mi entrenador, un grosso-grosso) y el Archi con Alicia. Por supuesto, todos con la alegre presencia de las niñas, más de media docena en total. El archi, debo reconocerlo, se la bancó como un Duque. No sólo porque Pipi traía noticias de la clasificación, sino porque supo aguantar estoico las chanzas obligadas. Es que recordar a la señora de 76 años ganándole daba para una risa franca, abierta, estruendosa. Entre dientes decía: "el que rie último, ríe mejor". Los postres y el café acompañaron las últimas anécdotas de la carrera y luego llegó la siesta. Como Dios manda, con ese no se qué que deja el buen vino y el gusto al chocolate con café. Caimos redondos.
Las noticias de la clasificación oficial me dejaron contento y satisfecho, pero no conforme. Llegué 54 en la general y 15 en mi categoría, con un tiempo de 2h 16m 18s. Y entonces me encontré a mi mismo pensando en que puede haber salido mejor, que no me posicioné bien al momento de la largada, que no le metí suficientemente fuerte en los primeros 900 mts. para llegar en buen lugar al sendero angosto, que tuve que comerme muchas filas indias inecesarias, en definitiva, que pude haber hecho mejor tiempo, que pude haber llegado mejor... fue cuando caí en cuenta de que la locura se está apoderando de mi. ¡Ya estoy pensando en la estrategia pra el año que viene!¡Para qué!¡Si lo mio llega hasta el Tetra! Anoche me desvelé torturándome con los trechos en los que corrí suve. Me lamente no haberle metido con todo en el sendero que rodea el Mallín. Pensar que pude haber llegado entre los primeros cuarenta, o bajar las dos horas. Apenas 16 minutos de las dos horas...
Pensando en esto, en un día feo y lluvioso, me llegan de atrás en la Koessler, a las 8:15 de la mañana, en un choque inoportuno con una traffic de Cruz del Sur. Escuché el ruido y pensé que me habían destrozado todo el baúl. Por suerte sólo fue la óptica derecha y hundimiento parcial de la parte baja del baúl. Trámites, denuncia, oficina del seguro, pedidos de presupuestos en talleres. Se me va casi toda la mañana. Y yo más reocupado porque no iba a poder entrenar que por los daños del auto... ¡no estoy bien de la cabeza! Apuré las cosas para llegar, cambiarme y salir en la bici, a cumplir con las instrucciones del entrenador: una salida suave de una hora. Me dió tiempo de pedalear 50min, en los que los pormenores del choque se escaparon de mi cabeza. Disfruté la soledad de un camino al Lolog en un día frío, de la lluvía fina pegando en mi rostro, de la sensación de estar recuperando las piernas. Definitivamente, algo no está bien conmigo. Me estoy conviertiendo, poco a poco, en uno de ellos. Siento la transformación. La veo. La respiro. Y lo peor es que no quiero detenerla. Quizás ya no pueda. Y entonces vislumbro que -por un simple Modus Ponens-: si alguien corre una carrera, entonces es un corredor, yo corrí una carrera, por lo tanto...ya soy un corredor. Irreversible como una verdad lógica.

Tiempo: 50 min.
Distancia: hasta la recta del Lolog (justo hasta el lugar en dónde alguna vez me dejaron un mensaje).

Resultados Oficiales The North Face Endurance Challenge

Porque los resultados también importan.

http://www.endurancechallenge.com.ar/resultados.htm

Más allá de lo que el Archi les quiera hacer creer, aquí están los resultados.
Ahora, con viento y lluvia, los dejo porque salgo a entrenar.

domingo, 18 de abril de 2010

Primer objetivo cumplido. Siguiente paso: el Tetra.

Hace dos meses y medio no corría ni al Ko-Ko. Ayer terminé los 21k. Cosa de locos.
En fin, para hacerla corta. En el primer puesto de asistencia intenté meterme el Power Gel que me prestó mi entrenador el día anterior. Me enchastré, casi me ahogo cuando me mando esa pasta densa y vizcosa que nunca había probado. Quisé detenerme a tomar agua para bajarlo, pero me empezaron a pasar como poste así que tiré el agüita y seguí corriendo. Paso firme y sostenido. Sale el sol. Un gran lugar. Y empiezo a pasar calor. Dudé en desabrigarme porque tenía que sacarme el número, volverlo a poner en la remera, y no quería regalar tiempo. Tenia un grupo adelante mio que quería alcanzar, y dos corredores atrás mío que no quería que me pasen. En una subida en la que nos cruzamos con los de 10k, en la que se formaba una fila india de caminantes a los que no se podía adelantar, aproveché para sacarme el rompevientos. A los pocos minutos el último puesto de asistencia: 5k para llegar. Fueron los más difíciles. Mucha bajada, el manzano brujo y la zona urbana. Gente conocida alentándolo a uno. Creer o reventar: me lo cruzo a Botín de Plomo. Que señal. Porque él no estaba mirando la carrera, y nos cruzamos justo. Botín, ¿eras vos, verdad?. Y al llegar a las calles del pueblo, lugar en donde quería apretar para ganar segundos, me di cuenta que no daba más. No podía meterle fuerza, me dolía todo. Tenía que mantener el paso y reservarme para el último kilómetro. Y eso también llegó. Giro en la bocacalle y la recta hasta la llegada. La gente, el lago y el arco del triunfo. Pongo todo lo que queda. Y llego. Cruzo la meta. Y me chantan, ahí nomás, la medalla. Busco a los seres queridos... miro para todos lados... no encuentro a nadie. Hasta que lo veo al gran Dicky Powell tomando fotos (no pudo correr porque se lesionó un dedo del pie acompañando a los chicos de puentes de luz al Lanin). Y me abraza. Y también Roxana, que corrió los 10k pero salió con los de 21k. Y me dicen que quizás Adri está en deli. ¿Y el entrenador?¿Y Fernando y Vero, que habían ido a la largada? Pues bien, no habían llegado...¡porque me esperaban media hora más tarde! Llegué en un tiempo que no esperábamos, ni yo, ni nadie. Cuando pregunté la hora eran las 12:15, y yo ya había llegado hace un rato. ¿Cuánto tardé?¿2h 10m?¿2h 13m? Estoy esperando el cómputo oficial para cerrar este capítulo. Pero ya estoy pensando en el Tetra, y lo duro que va a ser. Esta experiencia me ha enseñado mucho, y dos horas de carrera ya es demasiado, y ahora me tengo que preparar para ocho horas de esfuerzo...

Felicitaciones a varios amigos de este blog, que corrieron la carrera. TMG hizo un tiempazo y entró entre los primeros veinte de los 50 k. ¡Impresionante Tomás! El amigo Broitman, consejero y amante de la buena vida, terminó los 50k de excelente manera, igual que Ivan Markoweski (que perdió con el primero, pero le ganó al segundo, competencia es competencia). Y una mención especial a una persona que ha demostrado decisión, voluntad y entereza: EL ARCHIENEMIGO. A pesar de una fuerte dolencia en la columna y una bronquitis recién curada, el tipo fue a la largada. Hay sospechas de que lo hizo para atarme los cordones de las zapatillas entre sí y me cayera al salir. Como no me encontró, no le quedó más remedio que empezar a correr para alcanzarme. Tuvo que comerse el polvo que yo le iba dejando. Ni la sombra me pudo ver, el archi. Eso sí -y me saco el sombrero- terminó la carrera. Y a tan solo 18 minutos por detrás de la competidora más notable del evento, una señora de nada más y nada menos que 83 años. ¡Vamos archi, que el año que viene la pasas por encima! Con fuerza y voluntad todo se puede...

Distancia: 21 k
Tiempo: está por saberse...


Felicitaciones y mi agradecimiento a toda la organización que realizó un trabajo impecable para organizar ésta, mi primer carrera. ¡Gracias!


sábado, 17 de abril de 2010

The North Face Endurance Challenge 2010... ¡linda carrera, che!

Y sí, hoy corrí la carrera. Y llegué. Y con buen tiempo. No quiero dar una cifra hasta no tener los resultados oficiales. Espero los publiquen pronto. En cuanto a la carrera, es poco lo que puedo decir. Lo vivido el día de hoy se encuentra en el ámbito de lo indecible, escapa del dominio de la palabra, se entremezcla con lo inenarrable. Sí puedo decir que dormí poco, que me levanté temprano, que desayuné cereales con leche y banana y que llegamos a la salida diez minutos antes de largar. Fui al baño y perdí a Adri y las chicas. Salí por una puerta que daba al playón de largada y no las vi más. Me sentí solo, cual niño que se pierde en supermercado o lo dejan de prepo en escuela nueva. Miraba para todos lados, desolado. Y empezó la cuenta regresiva: en tres minutos se largaba. No había entrado en calor, todo el mundo con la remera roja y yo con un rompevientos negro. Sapo de otro pozo, pez fuera del agua, yo en la salida de una carrera de montaña. Miraba a todos que saltaban, cantaban, contaban. Y yo no sólo no estaba eufórico, sino más bien preocupado y nervioso. Y largamos. Y todo cambió. Me concentré en lo mío. Y corrí. Primero por la pista, después por el sendero, después por las trepadas. Largas filas de remeras rojas caminando y yo, sí señores, yo, pasando al trote por al lado. Fue durísimo completar los miradores, pero pasaron. Vuelta a la Laguna, mi querida Laguna Rosales, y primer puesto de asistencia. ... Lucas se quedó dormido, soy Adriana. Mañana terminará el relato.


viernes, 16 de abril de 2010

Fútbol, cerveza y trasnocho: todo al revés.

¡Qué dificil y compleja es la vida! Tanto esfuerzo, tanta disciplina, tanto rigor, y uno se descuida un segundo y la cosa se va para cualquier lado.
Ayer era jueves de fútbol y salí de casa antes de leer la última recomendación de mi entrenador: nada de fútbol antes de la carrera. Yo iba a jugar tranquilo, pero jugar tranquilo y suave al fútbol es como no tener alma. La cosa se empezó a poner picante, y uno no puede más que dejar alma y vida. Quiso la providencia que no me lesionara.
Luego del fútbol, cena festejo del cumpleaños de Dani ¿cómo no iba a ir? ¡Es un amigo! Un ratito y a dormir, pensé. Pues bien, llegamos 11 y media de la noche y pedimos milanesas napolitanas con fritas para todos. Y llegó la cerveza a la mesa... y bueno, un brindis, la sed ¿cómo negarse? La comida llegó una hora y veinte después. Terdísimo. La torta acompañada por champagna... ya estamos jugados. Llegué a casa a las dos de la mañana...

Conciente o inconcientemente desobedecí a mi entrenador, ¿tendrá este acto severas consecuencias? Ya lo veremos. Por lo pronto, ahora dormiré una siesta para recuperarme, luego una sopita y a dormir temprano. ¡Mañana es la carrera!

Un traspié lo tiene cualquiera. Somos humanos, demasiado humanos. La amistad y la camaradería van primero. Mi cuerpo está bien, lo que en el fondo es relativo: la carrera de mañana la corro con el corazón.

jueves, 15 de abril de 2010

Alea jacta est

Ya estoy acreditado. Número de corredor: 2372.
Hoy es jueves de fútbol, y cumpleaños del amigo Dani.
No puedo faltar, pero me voy a cuidar.
Primer carrera.
Emoción.

miércoles, 14 de abril de 2010

Última salida, sol a pleno y el perro del vecino

Indudablemente este sábado, con la carrera, se cierra la primer estapa de este proceso. Inevitable no hacer un balance. Por lo general, los primeros dos meses son los más difíciles. Muchas veces había intentado yo ir al gimnasio o comenzar a correr, y nunca pasaba de la cuarta semana. Creo que el archi imaginaba eso: que no llegaba al segundo mes. Pero aqui estoy.
Hoy me tocó salir a correr suave, tranquilo, a recuperar piernas y aire. La mañana fría ostentaba un sol radiante. El aire -con la puereza que lo caracteriza- entraba a mis pulmones en bocanadas cortas, precisas y llenas de vida. Me propuse recorrer el mismo trayecto que realicé el segundo día de mi entrenamiento, el 2 de febrero. Lo que en aquella oportunidad fue puro sufrimiento, esta mañana fue una vuelta reconfortante. A medida que avanzaba pensaba en lo bien que me sentía. Sano, fuerte, entero. Y me puse a pensar en los cambios que ha sufrido mi vida a partir de esta locura. Y son definitivamente buenos. En tres días voy a correr 21 kilómetros, y estoy esperando ansioso que llegue el momento. Conozco las montañas que rodean mi casa, senderos que conducen a lagunas, lagunas que se esconden entre los árboles más allá de las montañas. He aprendido más de mi mismo en estos dos meses que en todos los años que me he pasado estudiando, leyendo libros, reflexionando. Y he tomado conciencia de cuánta gente impresionante me rodea. Familiares, amigos. Me han prestado una bicicleta, ropa deportiva, me han regalado anteojos, guantes, remeras (el último regalo, ayer y para la carrera, de parte de Male y Adri: calzas de corredor, profesionales). Me han alentado, apoyado, acompañado. Me han tenido paciencia, me han esperado. Se han preocupado por mí, me han cocinado, me han enseñado lo que saben. Sé que no estoy solo. Y esto no tiene precio. Mientras todo esto ocupaba mi cabeza tomé conciencia que el perro del vecino me seguía. Nunca lo había hecho. Y hoy estaba ahí. Definitivamente: no estoy solo en este camino... y entonces pego la vuelta, a la altura de los Peñones del Lolog, y se levanta ante mí -sublime y allá a lo lejos- el cordón Chapelco. Bañado de sol, sin una gota de nieve. Y sé que hacia allá me dirijo. Lo contemplo. Quieto, inmóvil, esperando... esperándome.

Tiempo: 40 min.

A todos: Gracias.

(¿será que temo morir el sábado que esto tomó cierto aire de despedida?)

martes, 13 de abril de 2010

Números

Faltan 4 días para The North Face Endurance Challenge.
Hace 71 días empezó mi entrenamiento.
De todos esos días, salí a entrenar 36 días.
Corrí 979 minutos.
Anduve en Bicicleta 1300 minutos.
240 minutos de mi vida los pasé pedaleando en una bicicleta fija.
Remé 130 minutos.
Y jugué al fútbol 525 minutos.
Fueron en total casi 53 horas de entrenamiento.
Espero poder correr los 21 kilómetros.
Si no llego, me pego 3 tiros en las pelotas.

lunes, 12 de abril de 2010

Estofado de pollo, cronometraje y sospecha de atentado

Los Domingos salgo con mi entrenador. Claro que el de ayer era un día especial: los abuelos Ana nos habían invitado a almorzar. Ana tiene fama de ser una excelentísima cocinera, rumor que pude comprobar ayer. Nos esperaban con unos fideos tirabuzón caseros con estofado de pollo y entrañables amigos de Bariloche -que pasaron a ser "los abuelos de Bariloche"- que se comprometieron con la causa y van a estar presentes el día del tetra y en la comilona. Con dos platos de pasta en la panza y el reloj sobrepasando las cuatro de la tarde creí en mi fuero más interno que no ibamos a salir. Más aún cuando salieron las tortas de chocolate, la tarta de manzana y el café. Listo, pensé, de acá a la siesta hay un solo paso. "¿Nos vamos cambiando?" soltó Guadi, y supe que mi destino estaba sellado.
Digo, también, que era especial, porque la propuesta era cronometrar un Arrayán grande entre todos los presentes para poder tener una ranking claro del grupo. Formaban la salida Guadi, el Tano, mi entrenador, Martín, Fernando, un amigo del Tano -Mario si no me equivoco- y yo. Mi objetivo: bajar los 55 minutos con que Guada le ganó la apuesta a Julián en días pasados. La nobleza y dedicación de mi entrenador lo llevaron a realizar su cronometraje el día de ayer (44m 10s) para hoy acompañarme en la vuelta. Y así salimos. Fernando, Martín y el Tano se alejaron en la primer subida, apenas salimos. Guadi, Mario y yo, con el aliento permanente del entrenador, empezamos a sufrir enseguida. Cambios pesados y el peso del tiempo en nuestras nucas. A dejar todo, a escupir los pulmones, a incendiar las piernas. En mi segunda vez que hago este circuito desde que empezó el entrenamiento el ánimo de carrera ya estuvo presente. Mario quedó rezagado pronto (para luego desaparecer), por lo que quedamos Guadi y yo. Palo y palo, cabeza a cabeza. Yo sintiéndome desfallecer y Guadi que no aflojaba. Me pasaba, la pasaba, y así. El entrenador, con precisión de relojero, indicando qué cambio poner para cada inclinación, cada tramo. Transpiramos mucho, sufrimos. Faltando poco para terminar la subida lo inesperado: "No puedo más", dice Guadi, "sigan ustedes". Sorprendido, sigo pedaliando mientras Gonza pega la vuelta para ver si Guadi se encuentra bien. Le recomienda que aliviane los cambios y siga adelante. Con la fuerza que da el hecho de sentir que a uno le queda resto, terminamos la subida. No me acuerdo los parciales, pero hasta la virgencita veniamos bien. Y nos lanzamos a la bajada. Estuve a medio milímetro de pegarme un palo en la curva antes del puente. Jugadísimos, intentábamos darle alcance al grupo de punta. Y entonces una nueva sorpresa: apareció el Tano, ahi, a cien metros. "Apretemos que lo tenemos", me animó mi entrenador. Y apretamos. Lo alcanzamos unos metros antes de llegar a la ruta, terminando un parcial con muy buen ritmo. Y en la ruta no zumbamos los tres. Gonzalo tiraba adelante, lo seguía el Tano y yo atrás, chupadísimo. Con la adrenalina de la velocidad y el empuje de los de adelante, casi no sentí el esfuerzo en este etapa. Hasta llegar a la última subida del kilómetro tres. Plato tres, toda la fuerza. Y la última sorpresa: el Tano afloja y se queda un poco más atrás. Incrédulo, pensando en el tiempo, apretamos con lo último que quedaba y llegamos al badén de la costanera. Tiempo: 53 minutos. Alegría, abrazos y una verdad revelada: "Venís con la rueda de atrás frenada, no te dije nada para que no te desmoralices". En efecto, la rueda descentrada golpeaba las pastillas de freno en cada vuelta. ¿Cómo era eso posible?¿Si la retiré de la biciletería el día anterior?¿Podía el excelente mecánico de bicicletas, el Señor Papichulo, haber entregado una bicicleta descentrada? Y entonces, la más terrible de las sospechas: el archienemigo, amigo personal de Papichulo, pudo haber metido la cola. Y entonces, el horror. ¿Sería posible que el mejor bicicletero del pueblo se dejara convencer por el archi para atentar contra mi rodado y afectar mi tiempo?¿Podría el archi haber comenzado con una serie de jugarretas ilícitas para impedir que mejore mis cronómetros? Desolados, y con la certeza de poder haber hecho por lo menos dos minutos menos con la bicicleta en condiciones, pegamos la vuelta. Yo, igualmente, muy satisfecho. El grupo de punta declaró un tiempo de 47m 07. Impecable. Y ahora que lo miro a la distancia, me doy cuenta del notable papel de Guadi y el Tano para darme ánimo. Seguro fue idea de mi entrenador. Primero, Guadi haciéndose la extenuada. Y después, el Tano esperándonos para que yo saliera a la caza, terminando por dejarme pasar para que sintiera esa cosa que tiene adelantar a alguien... ¡Gracias muchachos, ese es mi equipo! Hata Mariano simuló abandono... impresionante logística. Eterno agradecimiento.
Ya entrada la noche, recibo un llamado telefónico. El entrenador, que se había quedado preocupadísimo por el posible atentado a la bicicleta, había develado el misterio. El sábado, cuando retiré la bici de lo de Papichulo para llevarla hasta lo de Gonza, sucedió un acontecimiento insólito. En el cruce de la calle Sarmiento con Moreno me encuentro de frente con una chata F100 desvencijada. Yo me mando a cruzar, el ñato con la chata también, pero para mi sorpesa (ya que no tenía luz de giro) acelera y gira hacia mi. Para evitar ser atropellado aprieto los frenos que, con la precisa calibración de Papichulo, están más potentes que nunca. Doy el famoso giro de 360, paso por encima del manubrio, y caigo de lleno al asfalto. Palo vergonzoso, risas de los transeúntes, cierta pequeña humillación. Y fue ahí, en ese mismo momento, cuando la rueda trasera se descentró. Papichulo había hecho su trabajo con la excelencia que lo caracteriza. El archienemigo se mantiene en la rectitud moral de una rival que sabe respetar las reglas de juego. El buen nombre y la integridad de estas dos personas se restablece y queda intacta. Cual un Sherlock Holmes patagónico, el entrenador respira satisfecho, se despide, y se dispone a descansar con el alma tranquila. Hay honor en este mundo.

sábado, 10 de abril de 2010

Miradores de la Rosales (un privilegio)

Estaba acostado -hoy, sábado- mirando plácidamente con Malena The Karate Kid (Parte II), cuando caigo en cuenta de que tengo que salir a correr. Cinco y media de la tarde. A una semana de la carrera ya había decidido intentar encontrar el camino que lleva a la Laguna por la parte alta. Me cambio y dejo a Malena absorbiendo la sabiduría del Señor Mishagi. Cual Daniel-san, salgo a correr como quien pinta una cerca. Bajo, cruzo la tranquera y me mando por el sendero que aparece a los pocos metros. Broitman me pasó el dato el jueves de fulbi (el corre los 50k). El sendero es bonito, boscoso y bien señalizado. Y entonces comienzan las trepadas. Tremendas. Las piernan queman, el aire falta y el corazón parece salirse por la boca. Una locura. Los que están acostumbrados a correr 21k en terreno llano se van a morir. Y es un rato largo de subida. Pero luego uno llega a los miradores y ya no importa nada. Una vista impresionante. Miro, respiro y corro. Nuevamente una bajada, nuevamente una subida y ya se ve la laguna. Llego al último mirador con los rayos de sol que marcan el final de la tarde. Y sí, me siento un privilegiado. No tanto por poder recorrer el camino de la carrera una semana antes, sino simplemente por estar allí, con el sol en mi cara y la laguna allá a abajo, verde, pintada, inmóvil. En la bajada que sigue supongo que más de uno va a rodar. Es muy empinada. Llego al camino conocido y me reconforto. Es duro, durísimo, y apenas es el comienzo. Pero al menos ya sé que se puede, al menos conozco lo que me espera. Impresionante.
Mañana Domingo almuerzo con el entrenador y seguramente ultimemos los detalles para esta semana. Dios quiera que me toque descanso porque las piernas no dejan de dolerme ni un solo día.
La mala noticia: el archi no corre. Cuánto lo lamento, estimado amigo, nos veremos las caras en la próxima carrera.

Tomás: tengo tus guantes, mañana te los dejo en la Abuela Ana que, dicho sea de paso, hace unas pastas extraordinarias. El último regalo de mi entrenador han sido unos guantes de ciclista espectaculares. ¡Gracias, Gonza!

viernes, 9 de abril de 2010

100% Fútbol

Siguiendo con la línea del disfrute, ayer jueves mi única actividad deportiva fue jugar al fútbol con los muchachos. Con la bici en el taller (tranquilo Mosca, solo es un cambio de la no sé qué de la rueda trasera y un par de ajustes) y con mucho trabajo retrasado, en la mañana no pude salir. Pero guardé toda la energía para jugar a la pelota a la noche. Y sí, tuve más aire, pero el talento no pasa por el buen estado físico. Me limité a cumplir, como siempre.
A ocho días de la North Face, ya no puedo hacer distancias largas, 21k, por ejemplo. La primera vez que corra tanto va a ser ese día. No sabemos si el archi la corre o no. Sería una lástima que se la pierda.
Para aquellos que siguen el blog y disfrutan los comentarios, notarán que hay un gran revuelo entre los columnistas. Vero quiere subir el Lanin, Ana y Ali están entrenando para el Tetra, Julián ya se anotó para el 2011, el archi que dice que le gana a Julián en un Arrayanes, Adry que cree que todo es una estrategia para comer un asado, y que se viene desde lejos para disfrutarlo, botín de plomo que escribe y escribe pero nadie sabe quién es y se anotó en la comilona, pero de correr nada... en fin, que yo solo quiero correr el Tetra, pero esto cada vez se pone más grande... espero nos juntemos todos en la llegada de la North Face, el sábado 17 de Abril, y Edu, a modo de adelanto, ya podría invitar aunque sea unas pizzas con cerveza... y si me gana, señores, PAGO YO. He dicho.

miércoles, 7 de abril de 2010

Faltan 10 días

Como suelo hacer los miércoles, corrí los 6k de Catritre. En mi imaginación pensé que iba a bajar mi tiempo, la realidad me demostró lo contrario. No sé si tiene que ver con el esfuerzo del Domingo, pero quiero suponer que sí. La carrera será un día más en mi entrenamiento, así que no me preocupo. Me interesa disfrutarla.

Distancia: 6k
Tiempo: 39m 34s

lunes, 5 de abril de 2010

¡Feliz cumple, Archi! (Laguna Verde)

Ayer domingo se juntaron en un mismo día una serie de acontecimientos disímiles: mis padres cumplieron 51 años de casados, jesucristo resucitó -una vez más-, el archienemigo cumplía años y mi entrenador organizó una salida a la Laguna Verde, detrás de chapelco. Y yo me desperté engripado, con los ojos encompotados y esa cierta debilidad propia de los enfermos, o de los que están a punto de serlo. A las siete y media de la mañana Malena me despertó para salir a buscar por el jardín los huevitos de pascua, y el resto de la mañana se nos fue en el desayuno pascual, limpieza de la casa y la espera indecisa sobre la salida a bicicletear. En varias oportunidades estuve tentado de llamar para bajarme, pero imaginar la cara de decepción de mi entrenador no me permitó agarrar el teléfono. Así que fuí igual, sintiéndome débil de antemano. Confieso que la idea de dejar a las chicas en un domingo de pascua también me costaba. Con cierto cargo de culpa me subí al auto y partí, sin saber del todo lo que me esperaba.



Al llegar a la Abuela Ana, supe que la primer comitiva ya había salido hacia la base del cerro. El Tano, Guadi, Guada, Fernando y yo subiríamos en camioneta. Pipi, el entrenador de mi entrenador (imagínense lo groso que es), se presentó para cargar un par de bicis y llevarnos hasta el cerro, de pura buena onda, ya que él no sería de la partida (por cuestiones que no cabe aclarar en este espacio). Llegamos a la base a puro sol, con ese aire frío propio de la alta montaña, y comenzamos el descenso hasta la tranquera que nos conduciría, por un viejo camino leñero, hasta la incierta Laguna Verde. Fue allí que nos encontramos con Gonzalo, Tomás, Daniel y Mónica, todos ciclistas experimentados. Para mi, era como si me hubieran permitido sacarme los pantalones cortos y ponerme, finalmente, los pantalones largos. Una salida con gente grande. Olvidándome de mi estado gripal, atavesamos la tranquera con los gritos de una mujer de la comunidad que seguramente querría indicarnos algo. Entrábamos en tierras milenarias.

El camino comienza amigablemente, con subidas que cuestan pero no matan. Quizás, pienso, la cosa no va a ser tan dura. Entusiasmado, llegamos a una primer curva con una vista fascinante, digna de la primer foto:


A partir de allí, la cosa se empezó a poner más dura. El paisaje ayudaba a pensar en otra cosa, y el aire frío me arrancaba definitivamente la gripe. Fuerte y animoso, llegamos aun primer mallín que ostentaba esa cosa de los escenarios fantásticos. Inevitable no tomar otras fotos:


Si hasta ahí me había parecido duro (cosa que disimulaba lo mejor posible) el bosque que siguió a continuación escondía subidas inverosímiles. Justo antes de la primera sucediron dos cosas inesperadas: Guadalupe se cayó de la bici, clavándose el manubrio en la boca del estómago, y Daniel y Mónica, por cuestiones de horario, anuncian que pegan la vuelta. Y yo ahí, viendo a Guada agonizar, a dos ciclistas entrenados -al pie de la intimidante subida- diciendo que se vuelven y al grupo entero conmocionado e indeciso. "Volvamos todos", quise decir. Pero Gonza, el entrenador, auxilia a guada y le da ánimos para que no se vuelva, para que continúe, cosa a todas luces imposible e irracional. Había que volver, a Guada le dolía todo. Nada. Los Mateu regresan, yo los veo partir con cierta envidia, y Guada se sube a la bici para encarar la subida. Primera de tres subidas mortales. Durísimas. Dejamos el corazón y los pulmones en las tres subidas, viéndonos obligados a caminar en ciertas partes (guada, guadi y yo). Le dimos duro y parejo y llegamos. Al portezuelo, a la parte alta, a la tranquera. Podíamos darnos por satisfechos o seguir a la laguna. Obvio, seguimos hasta la Laguna. Para Gonzalo y Tomás, mientras más sufrimiento, mejor.


Y a los pocos metros aprece un paisaje imponente, que pide nuevas fotos:




Entonces comienza una bajada impresionante, empinada y llena de piedras grandes. Al ver la pendiente le preguntamos al entrenador: "¿Tenemos que subir por acá?". Responde, seguro: "Sí, pero es super pedaleable". Y bajamos.




Y llegamos, luego de una última subida por el bosque, a la Laguna Verde. No sé si por el cansancio o por su sinceridad e imparcialidad, el Tano Pío la definió - exquisitamente- de la siguiente manera: una pozo de mierda con agua estancada. El resto de la comitiva alabamos su belleza y nos sentimos reconfortados por haberla encontrado. Existe, y es verde.




Pensando en Edu, y en su insitencia por disfrutar la vida, nos acomodamos a orillas del agua a tomar unos mates con facturas, rosca de pascua, galletitas y algunos chocolates. Delicias que luego del esfuerzo y con este telón de fondo, les aseguro, se disfrutan de una manera poco usual.


Y en un arrebato, en un momento por demás elevado, encontramos un trono de caña, allí, en el medio de la nada, al borde de la Laguna. A pesar de mi resistencia insitieron en nombrarme Rey de la Laguna y por alguna suerte de encantamiento no pude más que sentarme en el trono y ponerme a ejecutar bellas melodías con una flauta improvisada:


Luego de este momento idílico, tuvimos que subirnos nuevamente a las bicilcetas y encarar la subida, "super pedaleable". Fue tremendo, extenuante y difícil. Nos caimos, pinchamos cubierta, hubo lastimados. Pero la alegría embargaba nuestros corazones. Esa sensación de haber llegado, de haber estado allí, de haberlo logrado. Un atardecer con el Lanin de fondo, en una jornada que tiene que ver con prepararse para el Tetra, pero que encierra mucho más. Tardaré, seguramente, unos cuantos días en asimilar lo vivido, en comprender lo aprendido.



Se cierra la jornada en la fiesta de cumpleaños de Edu, en Piscis. Empanadas exquisitas, pizzas deliciosas y una cerveza Corona helada que nos deleitó sobremanera. Con el relato del día vivido, al archienemigo le comenzó a dar miedo. Está asustado. Sospecha que podré correr el Tetra. Al parecer, está averiguando la sede de la fábrica ACME para comprar artilugios que me detengan durante la carrera. La única manera de que no llegue es que me saquen en camilla. Y el archi comienza a comprenderlo...

¡Salud, archi, he aqui mi regalo de cumpleaños!

sábado, 3 de abril de 2010

Sin calvario no hay gloria

Retomo el entrenamiento, luego de intensos momentos compartidos con mis viejos. Y con mi hermana, el Luigi y Juanita. No es éste el lugar para relatar las vivencias familiares, pero hubo via cristi, fantasmas y un pollo al disco. Y unas cuantas cosas más. Hoy debería estar, yo también, en Esquel, en los cuarenta años de mi hermano el Yeti. No pude ir por cosas de la vida, y no me quedó más remedio que salir a correr en un soleado y frío día de este notable otoño.
Faltan apenas dos semanas para The North Face Endurance Chalenge (así, en italics y negritas, por la importancia), por lo que me propuse realizar parte del recorrido de la carrera. Bajé por las curvas hasta el regimiento, sintiéndome fuerte. Pensé que los tres días de descanso me habían revitalizado y hasta me animé a sacar pecho. Estaba a punto de girar en el sendero que comienza en la virgencita cuando me enredo con uno de los cordones de mis zapatillas y caigo de panzazo al asfalto. Si pudiera editar mi vida, en este momento hubiera puesto una cámara lenta y la risa de Eduardo -la misma que soltó cuando dije que quería correr el tetra- como único y tétrico sonido de fondo. Me raspé la mano, sangré y se diluyó esa sensación de fuerza y vigor. Maltrecho, ingreso al sendero de tierra y comienzo a palpitar lo que me espera. El polígono de tiro abandonado me reconforta, ruinas de una práctica que debería desaparecer. Y entonces lo inevitable: una trepada empinada y extensa. Mis piernas se cansan a cada paso y caigo por segunda vez: comienzo a caminar. En estos dos meses de entrenamiento nunca había caminado durante una corrida, pero este trecho del camino se me hace insostenible. Humanamente imposible. Y cuando se camina volver a correr es tremendo, pues el cuerpo sabe que puede simplemente dejar de hacerlo. Llego casi a gatas al camino de la Laguna Rosales, intento correr, se acerca otra subida, camino, me ahogo y paro. En seco, definitivo. Mi cuerpo se detiene. Al lado de un árbol miro hacia el cielo. Comprendo que no estoy físicamente preparado para los 21k de la North Face. Mucho menos para el Tetra. Quiero detener el tiempo, quiero que no llegue la hora, quiero no tener que someterme a estos sufrimientos. Y me acordé de la oración de Jesus en Getsemani, cuando con una tristeza mortal e infinita en su alma le ruega al padre que le evite los padecimientos que le esperan. Entonces, de la nada, casi involuntariamente, vulevo a correr, con las piernas cansadas, cansadísimas. Comprendo que el error fue caminar. Y me propongo, en las subidas de los senderos que conducen a la laguna, no dejar de correr. Y lo logro. Doy la vuelta entera despacio, como un viejo. Me duele todo, pero no paro.

Cronómetro: 1h 33m
Distancia: incierta, aprox 12k ?

Luego del almuerzo y una ducha, bajo en bicicleta hasta el pueblo. La dejé en lo de mi entrenador que la va a aceitar y ajustar para el desafío de mañana: llegar a Laguna Verde. Va a haber dos grupos, el primero saldrá pedaleando desde el pueblo, el segundo irá hasta la base del cerro en camioneta. Mi sentido común me dice que suba en camioneta, mi corazón de tetratleta que largue desde el pueblo. No sé que haré. Me pongo en las manos de mi sabio entrenador, y escucho opiniones. Seguramente TMG pueda orientarme. Edu, mejor guardá silencio. Y a botín de plomo seguramente se le ocurrirá un poema.
La buena noticia es que tengo anteojos de ciclista nuevos, me los regaló el juez de este asunto, el Tano Esteban Pío, arquetipo de justicia y equidad.
Para terminar, felicitaciones a Guada que puso 55m en el Arrayán grande y a Julián, que sólo llegó ocho minutos despues. Comienza una serie de desafíos, basta que comiencen a anotarse... por mi parte, esta semana haré una vez el circuito, a ver como vengo...


De yapa, esta escultura de Jesucristo durante su oración en Getsemani...