Y sí. Ayer hice el circuito Arrayán grande corriendo. 20k. Me puse la remera que nos dieron en la North Face como para envalentonarme. Porque este circuito siempre me ha parecido una exageración. Pero estaba con ganas, motivado. El día acompañó: un sol espectacular y una temperatura soñada. Sin embargo, intuyo que hay algo que no estoy haciendo bien, porque ni bien comencé la subida hacia el hotel sol empezaron a dolerme las pantorrilas, como el otro día. Se me agarrotan, como un calambre. ¿Será porque no entro en calor?¿Será porque no estoy elongando bien esos músculos después de la actividad? Cansancio acumulado no puede ser, porque esta semana salí solamente el lunes, o sea que tendría que estar más bien descansado. Y sin embargo el dolor, ni bien empezar. Hasta pensé en suspender la vuelta, pero ya no podía. Los priemeros kilómetros son todos en subida. Duro. El dolor pasó de las pantorrilas a las rodillas y de allí a los muslos. Llegué a la virgencita (los parciales le encantan a Mr. T) en 37m 40s. Bastante bien. En el trecho que va hasta la ruta el dolor en las piernas aflojó bastante, y terminé esta etapa en 57m 35s. Pensé que ya en la ruta tenía la vaca atada, quedaba lo más fácil. Cómo me equivoqué. Las piernas empezaron a dolerme en serio. Pero no podía aflojar. Quería dar la vuelta en menos de 2h. El archi había declarado un tiempo de 2h 30m, y según algunos llegó entero. Cuando llegué a la entrada de Quila Quina respiré aliviado, pensando que ya había llegado. Me volví a equivocar. Estos últimos 5k fueron un calvario. Con las piernas que ya no me daban más y la presión absurda del cronómetro. Le dí parejo y sin pausa, pero lento. Y llegué. Tiempo: 1h 56m 35s.
Como pude, elongué. Tenía la eperanza de que Adri me fuera a buscar. Pero no, habíamos quedado en vernos en la casa de mi entrenador. Fueron las siete cuadras más difíciles de mi vida. Casi no podía caminar. Cuando terminé la carrera hace tres semanas estaba entero. ¿Por qué terminé tan destruido? Agua, un café con leche y facturas me convidó Guada. Un momento delicioso. Luego a casa, ducha, masajes, cambiarse y salir a una cena. Con mi entrenador, Guada y el Tano y Guadi que finalmente volvieron de Margarita. Intenté disimular el dolor en mis piernas. Pizzas de rúcula y jamón crudo (mi entrenador arroz con pollito a la plancha, un pibe sano). Una cerveza. Y las fotos y las anécdotas de un viaje que me hubiera gustado hacer. Descubrimos que el Tano se la lleva muy bien con los delfines y los niños, quién lo hubiera dicho. Y nos reímos bastante. No pude cargar a Malenita dormida por lo que fue el Tano quien la cargó hasta el auto (que papelón). Y dormí con dolor. ¿Será pasajero?¿Tendré algún problema?¿Estaré haciendo algo mal?
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TODO MAL POR SUPUESTO, DESDE EL MOMENTO EN QUE COMENZASTE A DEFENDER AL ENTREDOR
ResponderEliminar¿TE COIMEO?
YO PAGO UN 5 % MAS